
Perú: ¿Atrapado en un conflicto sin solución?
Por el Dr. Juan Roberto Reyes Solís. I. Introducción. Perú refleja uno de los problemas de gran intensidad política y social en el sistema internacional
Introducción.
Una definición típica del concepto de hegemonía es entender la supremacía que un estado ejerce sobre otro (Oxford, 2022). Esta idea, expuesta en el rol que han desempeñado los EUA entre 2012 y 2022 se puede concebir como la supremacía de dicha potencia sobre las regiones del mundo, la cual tiene diferentes interpretaciones. En los últimos tres gobiernos (Barack Obama: 2012-2016, Donald Trump: 2017-2020 y ahora Joseph Biden: 2021-hoy) parece ser que la hegemonía global de los EUA ha pasado por altibajos y hoy se encuentra en un declive (Morales, 2017).
Los EUA han participado en acciones y políticas que los han llevado a mantener su fuerte influencia en diversas regiones del mundo, entre ellas Asia oriental. Durante la época de la Guerra Fría fue importante mantener su presencia en esa zona, tanto por su valor estratégico, como también para reiterar constantemente sus intenciones de limitar la proyección de la URSS y eventualmente de la República Popular China.
Conflictos como los de la península coreana y la guerra de Vietnam llevaron a la potencia norteamericana a mantener un rol activo en la región, principalmente a través de su estrategia diplomática, política, militar y económica. Como consecuencia de ello, los EUA crearon una estructura de seguridad y soporte para sus aliados que funcionó favorablemente a lo largo de los años. Gracias a ello, así como a las distintas dinámicas que se experimentaron en la región, Asia oriental fue transitando poco a poco hacia una estabilidad y transformación de su economía.
Tiempo después, cuando se derrumbó la Unión Soviética, el vacío de poder que dejó Moscú en este escenario llevó a una situación de incertidumbre y a que Washington definiera la continuidad de su estrategia en la zona, particularmente en su cercanía con Japón y Corea del sur. En la Posguerra Fría, las intenciones de los EUA relacionadas con mantener y acrecentar su presencia en esa área fueron ratificadas a través de la cooperación y contribuciones en la distensión de diferentes aspectos críticos, como la rivalidad entre Pyong Yang-Seúl y Tokio. Al tiempo, la emergencia de una potencia en el oriente lejano denota que la hegemonía de los EUA le conduce a una rivalidad con China, no sólo en el ámbito regional, sino global (De la Balze, 2019).
Al paso de los años y de frente a las transformaciones experimentadas en Asia oriental en los ámbitos de la política y economía regionales, las cosas han cambiado significativamente. En el momento actual actores como Rusia y China han modificado sus capacidades y poder, por ende, la reafirmación de ambas potencias en esta parte del mundo representa un nuevo reto para Washington, especialmente en el contexto de su posición hegemónica global. A partir de ello, destaca la forma en que lleva sus relaciones con Japón, Corea del sur, y eventualmente en las declaraciones que se hacen de parte del gobierno estadounidense en cercanía con Taiwán.
El contexto contemporáneo.
Trayendo estas dinámicas hacia los años recientes, durante el último mandato de Barack Obama (2012-2016), los EUA asumieron no tener un rol tan protagónico en Asia oriental como lo hicieron algunos de sus antecesores. Por el contrario, se privilegiaron decisiones y acciones de corto alcance en la región para evitar cualquier confrontación, en especial, con China (Murakami, 2018). Aunado a lo anterior, durante la época en la que Donald Trump fue presidente de los Estados Unidos, su gobierno tomó la decisión de aislarse y dejar de participar activamente en aquella región. Esto propició un notorio alejamiento de sus socios estratégicos pero la determinación de una agenda muy selectiva en el área: contención de China y neutralización de Corea del norte.
Derivado de lo anterior se definieron dos tendencias. En la primera, la participación que en su momento le permitió mostrar interés de los EUA en el área, fue cuando visitó a Kim Jong Un durante 2018. En esos momentos, y como una posible muestra de apertura, el líder norcoreano decretó una moratoria con relación a las pruebas con artefactos nucleares y también con misiles intercontinentales. Kim Jong Un consideró que así podría contribuir en las pláticas con su contraparte estadounidense.
Sin embargo, el acontecimiento no pasó de ser una reunión con buenos propósitos. Las fotografías y sonrisas de esos momentos quedaron como testimonio de dichas posibilidades. Por ende, en estos eventos en los que se pretendía disuadir al líder norcoreano en temas de armas nucleares Trump no concretó sus expectativas y regresó con las manos vacías. Como resultado de ello, Corea del norte reanudó sus actividades y desde entonces ha incrementado su arsenal (Lee, 2022).
Con China, inmerso en una prolongada guerra comercial y tecnológica, el gobierno de Trump trató de acorralar cuentas veces pudo al gobierno de Beijing. No obstante, los estrategas de la potencia asiática lograron sentarse en la mesa de negociaciones con los representantes estadounidenses. A pesar de treguas en el ámbito comercial, las tensiones no cesaron. Vino el problema de la pandemia de la covid 19 y la administración Trump persistió en su postura retadora e incluso acusatoria hacia el país oriental, señalándole como el causante y responsable de esta circunstancia.
Así persistieron las cosas hasta la llegada de Joseph Biden a la presidencia de los Estados Unidos. El balance de los nuevos estrategas norteamericanos al llegar a la Casa Blanca llevó a un diagnóstico. Este fue así: Hubo un desinterés abierto para efectuar cooperación con los países de la región, e incluso, enemistarse o distanciarse de éstos. En suma, la presencia global de los EUA derivó en una pérdida de influencia, por lo tanto, de su hegemonía, a la par del crecimiento de poder de países como China y en su momento, Rusia.
La gira y el nuevo despliegue.
En 2022, las cosas parecen cambiar de rumbo. Convencido por sus asesores acerca de dar un giro radical en la dirección en la que estaban las cosas, asumió llevar adelante durante el mes de mayo una gira por países de Asia oriental.
La estrategia que busca darle nueva forma a la presencia hegemónica de los EUA en el Indopacífico y Asia oriental incluye a los aliados estratégicos de Washington, es decir Seúl y Tokio. Esta vez se incluyó a la India para ampliar la expectativa (DW, 2022).
Por consiguiente, en su primera gira por Asia oriental realizada entre el 20 y 23 de mayo el Presidente Biden envió señales muy claras hacia Rusia, China y de paso, Corea del norte, lo cual se resume en una nueva modalidad de contención, es decir, mayor apoyo estratégico y militar a sus aliados, nuevos proyectos económicos, así como participación en asuntos de posible resonancia en la política regional (Taiwán).
En detalle, durante su estancia en Corea del Sur, el encuentro entre Joe Biden y el Presidente Yoon Suk-yeol, el mandatario estadounidense dio sus mensajes en el sentido de lograr una mayor cohesión en asuntos estratégicos y de seguridad. Además de tener la firme voluntad de acrecentar la relación con Seúl, se dio la oportunidad para hacer alusiones sobre Corea del norte, especialmente con la finalidad de invitarle a negociar para atender asuntos de no proliferación nuclear, y de apoyarle en temas de carácter sanitario, en este caso, frente a la covid 19.
En este tema, Biden dejó la puerta abierta, pues para Pyon Yang esta podría ser una oportunidad para enfrentar los problemas de pandemia…en caso de que Kim Jon Un diera señales de aceptación, (lo cual es prácticamente imposible).
Otras declaraciones constataron la intención de Washington para neutralizar a Corea del norte, ya que el presidente Biden mencionó que si Corea del norte llegara a agredir a sus vecinos, habría una respuesta rápida hacia Pyong Yang. Cabe mencionar que, precisamente en este sentido, y por el valor estratégico de la península coreana, los EUA mantienen a poco más de 28 mil soldados en instalaciones militares de Corea del sur.
En resumen, se persiste en mantener a Corea del norte vigilada constantemente por tratarse de un factor que en cualquier momento podría desestabilizar a la región y afectar de diferentes maneras a los principales aliados de los Estados Unidos.
Por otra parte, y en Japón, reunido con el Primer Ministro Fumio Kishida, el Presidente Biden resaltó los vínculos entre Washington y Tokio no sólo para fortalecer los lazos bilaterales en este momento, sino también para establecer una propuesta de un mayor activismo en términos políticos y económicos en la región del Indopacífico.
Desde los tiempos en que se estableció el Tratado de Washington (1952), los Estados Unidos y Japón han mantenido relaciones de cooperación, comercio, inversiones e intereses mutuos de seguridad en Asia Pacífico. Dicho instrumento fue firmado con el propósito de apuntalar la seguridad y cooperación entre ambas partes, lo cual representa una garantía política y diplomática para respaldar a Tokio en esos ámbitos. En correspondencia con ello, han llevado a cabo, entre otras actividades, maniobras navales conjuntas y la instauración de un sistema de defensa de misiles.
La visita a este país también ha servido para mostrar músculo. Cabe agregar que los Estados Unidos mantienen a unos 50 000 efectivos (Northeast Maglev, 2019) en diferentes bases militares que se ubican en territorio japonés. Asimismo, es importante tomar en cuenta que en este está la sede de la VII Flota en el puerto de Yokosuka (La Razón, 2021).
Aunado a lo anterior, el Presidente Biden comentó sobre el lanzamiento de la llamada Alianza Indopacífica. Se trata de una iniciativa de carácter económico en donde se invita a participar a trece países de la zona, entre ellos a la India y marcando con ello una notoria exclusión de China.
Esta propuesta, también denominada Marco Económico del Indopacífico buscaría impulsar la competitividad económica de los países participantes. Las áreas de trabajo y operación de dicha propuesta estarían enfocadas hacia el desarrollo de la economía digital, las cadenas de suministro, las energías verdes y la lucha contra la corrupción (La Razón, 2021). El asunto, a todas luces, refleja una intención de limitar el crecimiento de la influencia y poderío económico del gigante asiático en esa región del mundo.
Asimismo, en un discurso ambiguo, el presidente Biden y sus portavoces se dirigieron al país asiático de una manera más directa. Sacaron a relucir el tema de Taiwán, en donde se ratificó el hecho de que, si Beijing mostrara alguna posibilidad de agresión hacia la isla, el apoyo de Washington a Taipei estaría disponible de inmediato.
Independientemente de que los EUA exponen oficial y abiertamente el hecho de reconocer a “una sola China”, este tema resulta incómodo para Beijing.
La despedida.
Antes de finalizar esta gira, la actividad no concluyó sin las respectivas reacciones de Beijing y Pyong Yang. Se entiende que el choque de posiciones es fuerte cuando se trata de que una de las partes pretende imponer, fortalecer, afianzar y prolongar su hegemonía en una región. En su caso, el gobierno de Xi Jinping respondió categóricamente a las retadoras declaraciones y mensajes de Biden. La confrontación entre ambas potencias continuará a lo largo del tiempo y en especial cuando los asuntos geopolíticos afecten a una de las partes. De entrada, China no acepta ningún asunto que tenga que ver con Taiwán. En añadidura la respuesta de Beijing fue contundente y firme ante las pretensiones de Washington en la zona. En este caso ¿hasta donde llegarían ambas partes en caso de que haya un foco de confrontación? Proyectos económicos, territorios y otros aspectos de la política mundial serán decisivos en el futuro.
Por lo que respecta a Corea del norte, Kim Jong Un no dejó escapar la oportunidad para reiterar sus constantes acciones hacia Washington y sus aliados regionales. Los estrategas de Biden consideraron en todo momento que Pyong Yang detonaría algún artefacto o realizaría el disparo de algún cohete, como una forma de reaccionar hacia la visita. En medio de especulaciones en la península coreana, el gobierno de Pyong Yang decidió efectuar el disparo de algunos misiles balísticos. Y siempre con un sentido triunfal, se alegó sobre las capacidades y alcances de las armas. Esto fue un aviso para los EUA de que no habrá cambio alguno en la política de desarrollo de cohetes y que es necesario mostrar a los visitantes su persistencia en no negociar sobre este tema, al menos en el corto plazo ¿habrá distensión en el futuro? Dependerá de como manejen las opciones los estrategas de ambas partes.
Conclusiones.
Esta gira verifica que los EUA, después de la era Trump y lo que ha significado alejarse de aliados estratégicos arroja como resultado una pérdida de oportunidades en regiones clave para desarrollar actividades y proyectos clave para una gran potencia. Está claro que los EUA desean fortalecer su presencia en Asia oriental a través de diferentes medios. Sin embargo, parece ser que la administración Biden no se encuentra del todo en su mejor momento.
Quizás más allá de esta gira, Washington requerirá de mayor velocidad para concretar los acuerdos alcanzados con Seúl y Tokio y darlos a conocer mundialmente.
Esto podría ser el detonante de una demostración de capacidades en las intenciones de recuperar la hegemonía perdida. La reflexión de salida es los EUA no son la misma potencia de los años 2000 o 2010. En la época actual, es indiscutible el ascenso de una China poderosa y muy en especial en esa región del mundo. Washington, deberá verdaderamente hacer grandes esfuerzos si desea consolidar sus expectativas.
Dr. Juan Roberto Reyes Solís. Analista sobre Temas Globales.
Fuentes de consulta:
De la Balze, Felipe A.M. La lucha por la hegemonía mundial (Estados Unidos, China y Argentina). Estud. int. (Santiago, en línea) vol.51 no.194 Santiago dic. 2019. Extraído el 25 de mayo de 2022 de http://dx.doi.org/10.5354/0719-3769.2019.55738
Diccionario Oxford. Definición de hegemonía. Extraído el 23 de mayo de 2022 de https://www.google.com/search?q=hegemonia+definicion&rlz=1C1GCEU_esMX996MX996&oq=hegemonia&aqs=chrome.3.69i57j0i131i433i512j0i512l8.4183j0j15&sourceid=chrome&ie=UTF-8
DW. (25 de mayo de 2022). EE UU, Japón y otros países crean el Marco Económico del Indopacífico. Extraído el 25 de mayo de 2022 de https://www.dw.com/es/eeuu-jap%C3%B3n-y-otros-11-pa%C3%ADses-crean-el-marco-econ%C3%B3mico-del-indopac%C3%ADfico/a-61899655
Fernández, Antonio. Cuántas soldados y bases militares de EUA hay en el mundo. (La Razón, Internacional. América. 1, 12, 2021). Extraído el 23 de mayo de 2022 de https://www.larazon.es/internacional/20211201/zsprjtf6gbcpzajeqwnqqwpkqy.html
Lee, Heong-Ho. Bloomberg (24 de mayo de 2022). Corea del norte dispara misiles balísticos mientras Biden concluye su gira por Asia. Extraído el 25 de mayo de 2022 de https://www.bloomberglinea.com/2022/05/25/corea-del-norte-dispara-misiles-balisticos-mientras-biden-concluye-su-gira-por-asia/
Morales Ruvalcaba, Daniel (30 de marzo de 2017). El Fin del ciclo hegemónico de los Estados Unidos. Foreign Affairs Latinoamérica. Extraído el 23 de mayo de 2022 de https://revistafal.com/el-fin-del-ciclo-hegemonico-de-estados-unidos/#:~:text=Entre%201914%20y%201944%2C%20Estados,de%20la%20nueva%20gobernanza%20internacional.
Murakami, Yusuke. La política exterior de Estados Unidos en Asia a la deriva. De Brack Obama a Donald Trump. Agenda Internacional. Año XXV N° 36, 2018, pp. 7-23. ISSN 1027-6750. Extraído el 24 de mayo de 2022 de file:///C:/Users/JuanRoberto.Reyes/Downloads/Dialnet-LaPoliticaExteriorDeEstadosUnidosEnAsiaALaDeriva-6586748.pdf
Northeast Maglev. A friendship among nations: U.S. Japan relations. Extraído el 25 de mayo de 2022 de https://northeastmaglev.com/2019/07/09/una-amistad-entre-naciones-relaciones-con-japon-y-ee-uu/?lang=es
Dr. Juan Roberto Reyes Solís (*)
El gobierno de los Estados Unidos de América está preparando la organización de la IX Cumbre de las Américas a efectuarse en Los Ángeles, California. Dicho encuentro, que tiene como lema “Construyendo un futuro resiliente, sostenible y equitativo,” se realizará del 6 al 10 de junio próximos, y propone atender diferentes temas prioritarios para los países americanos. La reunión se efectuará ante la necesidad de retomar el diálogo entre las naciones del hemisferio para integrar una agenda de trabajo hacia los años venideros en torno a problemáticas como la apremiante mejora de la economía regional, los probables escenarios postpandemia y sus diferentes dinámicas, así como asuntos relacionados con la migración, el desarrollo socioeconómico, la inseguridad, entre algunos de los más representativos. Sin duda, podrían ser el soporte de una plataforma de cooperación conjunta entre todos los estados del hemisferio.
A pesar de ello, y a unas semanas de su realización, la reunión apunta a ser un espacio de desencuentros. Esto se debe al ambiente que se está creando entre los diferentes gobiernos de la región, en especial por la posible exclusión en dicha Cumbre de países como Venezuela, Cuba y Nicaragua. Aunque esto aún no está plenamente confirmado, el pasado 2 de mayo, el anuncio realizado por el Subsecretario de Estado Brian Nichols de los Estados Unidos, acerca de que estos países no recibirán invitaciones para participar en este evento (NTN24, 2022), ha detonado una discusión y polémica por parte de algunos jefes de estado, como lo ha sido en el caso de México, a quienes secundan Bolivia, Argentina y Honduras. En este caso, el planteamiento realizado es que, si no se invita a todos los países americanos, entonces la cumbre estará incompleta, por ende, perderá su razón de ser.
De ser así (y para quienes asistan) el foro podría ser en un encuentro de posiciones de contraste. Además de considerarse un momento en el que el gobierno de Joe Biden decide acercarse a los países americanos para tratar asuntos de interés general, es también una ocasión ad hoc para asumir que se trata del relanzamiento del liderazgo estadounidense en el continente. Este asunto podría concretarse, después de años de abandono, enfriamiento y distanciamiento, particularmente por las directrices encabezadas años atrás por la administración Trump, quien centró sus prioridades en el aislacionismo y confrontación abierta con diferentes gobiernos de la zona.
En camino hacia la Cumbre, ya se advierte que habrá dos grandes bloques. Por un lado, estarían gobiernos que se acercarían a Washington, en especial porque este es un momentum en donde el liderazgo de la potencia norteamericana podría ser fundamental a través de la ayuda económica y respaldo político si así fuese necesario. Por otra parte, la reunión también sería un espejo que refleje la oposición a los EUA con sus notorias divisiones sobre la óptica con la que se observa la democracia en la zona. Se añadirán de paso, las discrepancias de diversos gobiernos en torno a sus agendas, rivalidades y cuestiones políticas. En todo esto, también será notoria la ausencia de Jair Bolsonaro, quien se centrará enteramente en las próximas elecciones que se desarrollarán en Brasil.
A la objeción del gobierno de México de que no asistiría a la Cumbre el Presidente López Obrador si no se invita a todos los países americanos, -además de sumarse los gobiernos de Alberto Fernández, Xiomara Castro y Luis Arce-, los líderes de la Comunidad del Caribe (Caricom), -la cual incluye a catorce naciones de esa área- también han externado su intención de no hacerlo, no sólo por la exclusión de Caracas, La Habana y Managua, sino también por el reclamo de que Washington reconoce a Juan Guaidó como el presidente legítimo de Venezuela (El Mundo, 2022).
A pesar de lo anterior, la reunión, cuenta con el apoyo de distintas instituciones como el Grupo de Trabajo Conjunto de Cumbres, que tiene en su seguimiento a entidades como el Banco Interamericano de Desarrollo, la Comisión Económica para América Latina, la Organización de Estados Americanos y la Organización Panamericana de la Salud (entre otras), y que ha realizado un acompañamiento en temas tan diversos y apremiantes para los países americanos en áreas como la organización de estos encuentros, así como identificación de oportunidades para la cooperación e intercambio de ideas para facilitar eventuales negociaciones (GTCC, 2018).
Cabe agregar que dicho grupo de trabajo ha venido desarrollando sus actividades, especialmente a través de los compromisos contraídos en Lima, Perú en 2018, en donde se establecieron actividades vinculadas a la gobernabilidad democrática frente a la corrupción, promoción e intercambio de buenas prácticas para prevenir y luchar contra este mismo problema en el hemisferio, así como las sinergias necesarias para llevar a buenos términos los asuntos planteados en ese entonces (OEA, 2019).
Desde ese momento (2019), hasta la actualidad, los países americanos experimentan fuertes contrastes en sus indicadores económicos. Este es un asunto, el cual dentro de la IX Cumbre de las Américas podría tener resonancia y posibles planteamientos de colaboración a través de diferentes alternativas. A manera representativa, y de acuerdo con datos del FMI, los cinco países que registran su mejor desempeño en este rubro a través del Producto Interno Bruto nominal -el cual mide el valor monetario de los bienes y servicios producidos por una sociedad a lo largo de un año- son EUA (24, 800 millones de dólares), Canadá (2, 190 millones de dólares), Brasil (1, 810 millones de dólares), México (1, 370 millones de dólares) y Argentina ( 484 770 millones de dólares), (FMI, 2022). En el otro extremo, los cinco que registran el menor desempeño en este índice son Bolivia (3, 420 millones de dólares), Honduras (2, 710 millones de dólares), Nicaragua (2, 110 millones de dólares), Venezuela (1,610 millones de dólares) y Haití (1, 5160 millones de dólares). (FMI, 2022).
Estos factores de contraste tendrían un excelente encauzamiento siempre y cuando las diferencias políticas sean superadas y en donde todos los participantes estén abiertos al diálogo. Un entorno de este tipo permitirá no sólo reconocer que la IX Cumbre podría crear una adecuada base de trabajo para el futuro, sino también un deseo genuino de alentar la mejora y buenas prácticas de gobierno en lo general.
Aunque la Cumbre se supedita a condicionamientos sobre la democracia, una serie de preguntas importantes serán ¿favorecería este entorno la facilitación y concretización en las agendas nacionales de los compromisos a los que se pudiera llegar? ¿se desvanecerá con el tiempo la problemática de pandillas en El Salvador, se reducirá la migración de personas desde Centroamérica hacia los EUA? ¿el contexto socioeconómico apuntará a una mejora general? ¿se podrá neutralizar la corrupción en las Américas? ¿será la gobernabilidad efectiva un eje de progreso para nuestros países? ¿la relación política y económica con los EUA se tornará en un recurso de pleno apoyo y entendimiento interamericano? Si acuden Venezuela, Cuba y Nicaragua ¿se aprovechará la oportunidad?
Por lo pronto, y por el rol protagónico que debe jugar el gobierno estadounidense en este evento, su apresuramiento con la administración de López Obrador obedece a tratar de encontrar consensos y generar posiciones comunes sobre la reunión y una participación decidida de los países americanos.
De momento, en esta parte que nos lleva a concluir el mes de mayo de 2022, la moneda está en el aire. La vocera de la Casa Blanca Jen Psaki mencionó el 11 de mayo que “las invitaciones finales aún no han sido enviadas” (El Financiero, 2022), dando a entender que la posibilidad de no tener a Venezuela, Cuba y Nicaragua en la Cumbre podría dar un giro.
Depende, en buena medida de la Casa Blanca, hacer de esta IX Cumbre, no sólo un genuino camino que vaya hacia la expectativa general de mejora, fiel al propósito de construir un futuro resiliente, sostenible y equitativo; o por otro lado, ser un escaparate de diferencias y rivalidades. Avanzar o mantenernos estancados. Nuestros gobiernos y actores políticos tienen la palabra y en sus manos, la participación a través de los hechos que desembocarán en el éxito o que en contraparte conducirán al fracaso.
Esta página en la historia de los países americanos aún no se ha escrito por completo. Para que sea una historia que conduzca hacia esa resiliencia, sostenibilidad y equidad que se desea alcanzar, será necesario, además de la asistencia, hacer a un lado las diferencias y tender redes para trabajar conjuntamente en la atención de compromisos que deberán cumplirse a lo largo de los próximos años.
(*) El Dr. Juan Roberto Reyes es analista internacional.
Fuentes consultadas:
El Financiero. “Casa Blanca responde a AMLO sobre Cumbre de las Américas: ‘Aún no se han enviado las invitaciones”. Extraído el 12 de mayo de 2022 de https://www.elfinanciero.com.mx/nacional/2022/05/11/casa-blanca-responde-a-amlo-sobre-cumbre-de-las-americas-aun-no-se-han-enviado-las-invitaciones/
Grupo de Trabajo Conjunto de Cumbres. Extraído el 16 de mayo de 2022 de http://www.summit-americas.org/jswg_sp.html
La Nueva Mañana (2022). Países del Caribe faltarían a la Cumbre de las Américas si hay exclusiones. Extraído el 17 de mayo de 2022 de https://lmdiario.com.ar/contenido/344410/paises-del-caribe-faltarian-a-la-cumbre-de-las-americas-si-hay-exclusiones
Los países más ricos de América según su PIB Nominal. Datos oficiales actualizados al mes de enero de 2022 (FMI). Extraído el 16 de mayo de 2022 de https://libretilla.com/paises-mas-ricos-america/
Manetto, Francesco (El País). Estados Unidos se vuelca en la negociación de la presencia de México en la Cumbre de las Américas. Extraído el 17 de mayo de 2022 de https://elpais.com/mexico/2022-05-17/estados-unidos-se-vuelca-en-la-negociacion-de-la-presencia-de-mexico-en-la-cumbre-de-las-americas.html
NTN24. Brian Nichols entrevista en exclusiva difundida en twitter. Extraído el 15 de mayo de 2022 de https://twitter.com/NTN24/status/1521266385837568000
Organización de los Estados Americanos. Grupo de Trabajo Conjunto de Cumbres OEA/Ser.E GTCC/doc/63 rev.2. 18 octubre 2021.
Por: José Daniel Arias Torres
La narrativa estadounidense cuida bien de no llamar “terroristas” a supremacistas raciales que llevan a cabo matanzas indiscriminadas, simplificando el debate, la justificación para no llamar “terrorista” a estas personas, se reduce al hecho de que estas mismas no tienen una agenda política en el sentido tradicional, un elemento clave para poder categorizar a ciertas personas u organizaciones en el concepto de terroristas, y a otras no. Más allá del ya muy explorado y explotado tema sobre las razones políticas para no llamar a un supremacista estadounidense “terrorista”, hay un problema más profundo que atender, y este mismo tiene su génesis en el siguiente cuestionamiento ¿Realmente los perpetradores de matanzas indiscriminadas al interior de los Estados Unidos carecen de una agenda política? La respuesta que propongo es que no, y que su agenda política, a pesar de inconsciente, está enraizada a la propia historia y cultura del país, en esencia, son estos sectores sociales, los que más profundamente se encuentran enraizados al origen de Estados Unidos, y los que ontológicamente hablando se pueden definir como estadounidenses. En esencia, estos sectores sociales, son el lenguaje primordial expresado por Estados Unidos, y que como lenguaje, ha evolucionado hacia otras estructuras de la escritura y del habla, así como el indoeuropeo es el origen de múltiples lenguas hoy habladas en el mundo, estos sectores sociales son el lenguaje arcaico de Estados Unidos, que hoy cohabita con sus deformaciones lingüísticas posmodernas, y habita entre las sombras de las formas del habla multiculturales y liberales que hoy son tendencia de mercado y política, pero que, en esencia, estos sectores sociales terminan siendo raíces etimológicas.
En otras palabras, mi propuesta es que existe un Estados Unidos primordial expresado y simbolizado por estos sectores supremacistas, y un Estados Unidos inventado, por los sectores multiculturales y liberales, que poco, o nada tienen en común, con la idea original de nación estadounidense. En términos hegelianos, al interior de Estados Unidos existe una relación tensa entre tesis y antítesis, cuyo devenir histórico ha desembocado en un país que se descompone axiológicamente desde dentro en esta lucha de significados y significantes, entre una historia original con rumbo moral (ideológica), y una nueva historia que se construye sobre las bases de la fluidez cultural, que en su máxima de “integrar a todos los sectores en el modelo de nación”, termina, por efecto natural, excluyendo a los ideales fundacionales de nación estadounidense expresados y simbolizados por los sectores de odio, que son receptores del odio de quienes buscan un nuevo modelo de nación. Una pregunta necesaria sería ¿Estados Unidos como país podría superar el reto cultural, civilizatorio y ontológico que plantea fundar una nueva nación sobre el cadáver de la idea original de Estados Unidos? O dicho en otras palabras ¿Estados Unidos podría crear un nuevo sistema de identidad y de valores que se oponga a la idea original de nación, sobre una base fluida que, por definición cultural no se define y carece de estructura civilizatoria y axiológica? Pues se debe ser claro, no hay identidad política en el multiculturalismo liberal que hiperindividualiza, y aunque eso, a nivel teórico ya refleja algo político, en la praxis, la acción comunitaria y política es inexistente, al estar segregados en individualidades en sistemas políticos posmodernos a los que Byung-Chul Han llamaría “colmenas”. Estados Unidos se enfrenta al mayor de sus retos, y es encontrar en sus raíces históricas, un nuevo ideal compartido que suture su derrame.
Estados Unidos es un país inventado cuyo origen es blanco. Es a partir de este punto que se hace necesario establecer diferenciaciones categóricas, si bien Estados Unidos actualmente es un territorio que abarca múltiples sectores sociales, religiosos y raciales, y si bien Estados Unidos previo a la llegada de los primeros colonos europeos era un territorio habitado por un conjunto de naciones que nada tenían que ver con un modelo político europeo, lo cierto es que la idea primordial de un país llamado Estados Unidos que se establecerá como modelo civilizatorio, ve su nacimiento entre una sociedad blanca que considera a esa tierra como destino. Estados Unidos como país es una invención que solo puede surgir a través de un tradicional ejercicio de exclusión que aparta a la diferencia del demos, y brinda de esta forma, un lazo identitario compartido. La idea de Estados Unidos es una idea moderna, y como tal, atendía a una forma civilizatoria, racional, racial e ilustrada: La blanca. Así, la idea original del país norteamericano, no fue planteada para que diferencias raciales y sociales fueran cobijadas por la nacionalidad y sus derechos, estas diferencias terminan por ser medios para un fin civilizatorio, y el fin civilizatorio era el blanco en sí mismo.
La construcción de la nación estadounidense requirió de tres elementos clave: Una fuerza laboral que abasteciera al mercado interno a través de la producción y comercialización de sus productos, el aseguramiento de sus fronteras inmediatas, y la generación de un discurso mítico que les diera un sentido y horizonte como nación convertida en civilización, este mito es el llamado “Destino Manifiesto”, teoría y pilar mitológico de su idea y proceso imperial.
El Destino Manifiesto es la idea compartida, y proyectada en la política estadounidense, de que Estados Unidos es el país elegido y llamado a establecer un modelo civilizatorio. Es esta idea la que llevó al presidente James Monroe en 1823 a proclamar la doctrina que lleva su nombre, anunciando que América es para los americanos, cuyo mensaje oculto era el anunciamiento de la esfera de influencia estadounidense en el continente, y es este mismo Destino, el fundamento mitológico que implícitamente durante los siglos XIX, XX y XXI se utilizó para llevar a cabo guerras de expansión, guerras de intervención, y apoyar a movimientos anticomunistas en el globo. Estados Unidos, al ser un modelo civilizatorio que se hace imperio, requiere además de fuerza material, un pilar mitológico que justifique de forma divina y natural la necesidad de hacer valer su supremacía civilizatoria en el mundo y así, imponer un modelo universal cuya estructura/jerarquía laboral, burocrática y social, esté encaminada a sostener al imperio hecho civilización.
El Destino Manifiesto es un mito fundacional de una nación, en el que se establece al pueblo estadounidense como elegido, sin embargo, si dios elige a Estados Unidos como pueblo elegido, Estados Unidos elige a los blancos como pueblo, en un proceso similar al acontecido en el viejo continente tras las Revolución francesa, en la que es la burguesía acomodada, blanca, masculina y letrada, la receptora de derechos, así en la reciente federación conformada por las 13 colonias, quienes forman parte de la genealogía estadounidense en tanto país e identidad, es la sociedad blanca, otras identidades quedan ontológicamente excluidas, a pesar de haber permanecido materialmente al interior de esos territorios.
Este destino mitológico de una nación, fungió como enlace identitario que se retomaba ante el estallido de nuevos conflictos autogestionados, sin embargo, ante la emergencia de la segunda mitad del siglo XX, la política estadounidense se enfrentaba a su propia encrucijada, pues la permanencia de sectores sociales no pertenecientes a la identidad blanca que conformaba la idea original de Estados Unidos, demandaba justamente un trato igualitario y el otorgamiento de los mismos derechos civiles, al formar parte del territorio y de sus procesos imperialistas y productivos, así la lucha por los derechos civiles que tuvo como final la negociación y cesión de sus derechos, significó una primera deformación de la ontología del país norteamericano, y supuso una urgencia por flexibilizar la idea original llenada tradicionalmente -y siguiendo a Slavoj Žižek- por un significante blanco, el propio modelo imperial, hegemónico y globalizado estadounidense, así inicia un proceso en el que su expansión al mundo, supone por defecto, el debilitamiento de su marco ideológico original, pues es el liberalismo que promueve, el mismo que lo obliga a abrir su significante vacío tanto que cualquier “otro” puede pasar a tener lugar dentro de él, generando con ello que el significante vacío que se dispone ser conquistado mediante la articulación política de identidades, pase a ser un asignificante ante la presencia en su interior de tantas identidades fluidas que carecen de categoría e identidad política, al ser individualidades cuya identidad es no tener identidad ni definición ¿Qué significante puede haber detrás de ello?
El Destino Manifiesto como parte esencial de Estados Unidos como país, y raíz genealógica de su justificación civilizatoria que parte de un mandato divino, se proyectó a través de las instituciones y relaciones políticas que el país entablaba, con la globalización de sus productos, guerras, cultura pop y modelos de ordenamiento sociopolítico, también se dio la propagación de la idea “americana” como fin civilizatorio a la que aspirar. El sueño americano como sentido de vida de personas, se hace axioma político y es ejemplo de la proyección de poder y sentido (el poder da significado a los conceptos y el significado da sentido a quienes son receptores de esos significados) que Estados Unidos ejecutó como imperio en el resto del mundo, esto en Relaciones Internacionales es llamado soft power.
El sueño americano, se hace una aspiración internacional durante los siglos XX y XXI, arribar a suelo estadounidense para comenzar una nueva vida llena de bonanza, de esta forma escoceses, italianos, mexicanos, chinos, japoneses, etcétera, han arribado al país norteamericano en búsqueda de oportunidades que en sus países no tienen. El sueño americano se hace categoría ideal, y abandona el territorio de lo político e histórico, para arribar al territorio de lo metafísico, por no decir mitológico, este sueño es una aspiración y horizonte ideológico en donde los sujetos de diversas latitudes territoriales, históricas y culturales, desean verse a sí mismos con el valor que ellos perciben que tienen, los ciudadanos del imperio.
De esta forma, el sueño americano podría leerse superficialmente como un concepto contemporáneo y revisado del Destino Manifiesto, una continuación histórica y orgánica del mismo: Estados Unidos como modelo civilizatorio al que aspirar; sin embargo, el sueño americano cuando se lee más profundamente, se revela a sí mismo como la antítesis del Destino Manifiesto, y es que si bien el modelo civilizatorio estadounidense se hace el fin al que aspirar de los ”otros”, con la globalización y modelo imperialista, el significado de ser estadounidense se desvanece aún más, el sueño americano resulta en el sueño multicultural, y no hay nada menos estadounidense para la idea original que se tenía de aquel país, que un multiculturalismo en el que cualquiera puede ser norteamericano. En otras palabras, el sueño americano es el Destino Manifiesto del nuevo Estados Unidos multicultural inventado, ajeno a la idea original que se tenía del país y en contraposición directa con el Destino Manifiesto que si bien, aspiraba al mundo, lo hacía de una forma concreta, de adentro hacia afuera, mientras que el sueño americano, invierte esa fórmula identitaria clave: El mundo aspira a Estados Unidos, no es Estados Unidos el que va hacia el mundo, sino el mundo el que va hacia Estados Unidos, de afuera hacia adentro.
Con la globalización del modelo socioeconómico, y la instauración del capitalismo como proyecto civilizatorio tras la caída de la Unión Soviética, el mundo entra en una etapa en la que las identidades políticas dejan de ser vinculadas por una ideología, y el fenómeno multicultural liberal llena como concepto al significante vacío, haciéndose a sí mismo ideología, pero teniendo profundas diferencias conceptuales en relación con las ideas tradicionales de ideología:
En primera instancia, la instauración del capitalismo como modelo civilizatorio es una falacia en tanto el capitalismo aboga por la desvinculación política de los sujetos, de ahí la creación del individuo, categoría ontológica y esencial para el establecimiento del modelo económico y político liberal: sustrayendo al sujeto de la idea de comunidad, y al colocarlo como fin egoísta en sí mismo, el modelo capitalista queda impedido de convertirse en estructura civilizatoria, pues una estructura de este tipo, requiere de una vinculación identitaria y política, lo cierto es que el capital y sus procesos crean productos y tendencias, nada más.
En segunda instancia y como se propuso anteriormente, un significante vacío que se abre completamente para integrar a toda diferencia, se hace asignificante, pero no a-ideológico. Ante la caída de la Unión Soviética, se da también el derrumbamiento de la gran historia del enfrentamiento ideológico (El fin de la historia de acuerdo con Francis Fukuyama), y en cierto sentido, se cerró el telón de una historia tan visible, en donde dos modelos opuestos se enfrentaban, creando símbolos plenamente identificables a los que las personas se podían alinear, el tiempo contradijo la tesis de Fukuyama, no obstante, el proceso histórico entró una etapa hiperacelerada en donde la ideología se elevó a la categoría de “inexistente”, y es justamente este punto el que explica el por qué la ideología se eleva y no se extingue, la ideología más eficiente es aquella que no se percibe y se viste de sentido común.
Así, de frente al momento histórico en el que el capitalismo acelerado integra los mercados mundiales, y desvincula políticamente a los individuos, creando “identidades” tendencia, de mercado y fluidas, es natural que la ideología se manifieste de la misma forma. El multiculturalismo en sí mismo no es la ideología, sino el rasgo más visible de ella, la verdadera ideología, es la idea de libertad hegemónica. Esta ideología termina por estar blindada, pues por un lado no existe un cuerpo social politizado y vinculado, por otro lado ¿Quién no desea ser libre? La ideología de la libertad termina siendo una ideología pasiva, a la que uno se acerca por voluntad a través de la identificación del ser con las tendencias de mercado -Desde productos y servicios, hasta identidades políticas prefabricadas- de esta forma, la ideología actual a pesar de tener diferencias profundas con respecto al enfrentamiento clásico entre los modelos comunistas y capitalistas, sigue operando para mantener vigente la explotación y sus respectivos roles.
El devenir histórico de Estados Unidos, ha decantado en la aparición de dos países en un mismo territorio, uno que tiene un rumbo mitológico, y otro fundado sobre la ideología de libertad fluida, cuyo contenido y base es inexistente al no definirse, esta contraposición no solo genera tensiones, sino que estas mismas no pueden sino seguir creciendo en contextos que se radicalizan (curioso hablar de un multiculturalismo radical).
La figura clave de este proceso de fragmentación la encontramos en Donald Trump cuya simple idea, sintetizaba el sentir de todo ese Estados Unidos primordial, la aparición de su figura en el territorio político y partidista, significó la renovación de una ideología sólida y visible, la creación momentánea de una quimera que daría vida a un cuerpo social, la recuperación de una mitología nacional que no podía sino revertir los procesos multiculturales que la habían descompuesto y diluido, no obstante, Trump de ninguna forma fue el inicio, sino más bien el resultado orgánico de un camino histórico, identitario y existencial.
Por otro lado, la apelación al multiculturalismo que enarbola el partido demócrata, es una articulación política que, como mencionaría Baudrillard, no parte más que de una simulación en la que se pretende tener lo que no se tiene, en donde detrás de los grandes discursos multiculturales que recubren al territorio como manto, no hay nada, no hay una nación, no hay un esquema axiológico que funja como pilar y tampoco una identidad.
El supremacismo y extremismo, no tiene como origen un odio injustificado, sino que sus raíces se encuentran en el principio original de Estados Unidos y en la idea civilizatoria que cultivó la identidad americana a través del Destino Manifiesto, un destino reservado a los blancos estadounidenses. La agenda política silenciosa de estos individuos, es la reivindicación del Estados Unidos primordial, una reconquista de tierra santa, en su aparente individualismo y acción injustificada, yace una atadura histórica y mitológica con el pueblo elegido, profanado por la posmodernidad. Los ataques indiscriminados que llevan a cabo, son un cuestionamiento al país que habitan y que es habitado a su vez, por diferencias sociales que no eran parte del proyecto de nación original, y que ahora son parte de un territorio, son poseedores de tierra, bienes, derechos, educación, trabajo, familias, etcétera; en otras palabras, el supremacista se percibe y experimenta ahora como el desposeído dentro de su propio país, no solo de bienes materiales, sino de condiciones sociales y simbólicas como por ejemplo una familia funcional -pues se debe de recordar que todo destino nacional mitológico integra a sus narrativas a la unidad social básica que es la familia, y la construye culturalmente de acuerdo a valores que se vuelven tradicionales- en otras palabras, el supremacista, ciudadano modelo del Estados Unidos primordial y atemporal, pasa a existir ontológicamente como el otro y a vivir sus condiciones materiales, esto existencialmente, es inaceptable para él.
Mientras más pronto se entienda que el modelo estadounidense contemporáneo está fallido, y que en su propia dinámica genera su descomposición social, al radicalizar las posturas a través del multiculturalismo, más pronto se podrán comenzar a generar estrategias y políticas que realmente atiendan el problema de fondo, y este es que Estados Unidos actualmente carece de un ideal compartido que sirva como atadura general identitaria; sin embargo, hallar este ideal, supone reencaminar su modelo socioeconómico y construir una acción social que vincule a los sujetos con la comunidad, para así lanzarse a la reconquista de lo político, en esencia, implica el desmantelamiento del capital como su forma “civilizatoria”, algo difícil de imaginar. El camino histórico elegido por el país norteamericano, de continuar así, solo podrá ser posible con una profunda fractura social al interior del territorio que no hará más que continuar separándose y radicalizandose.
Licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad Iberoamericana de Puebla. Redactor y colaborador en medios digitales e impresos. En 2020 publicó una antología de cuentos con Floramorfósis editorial. Fue fundador y coordinador de la sección de “Estudios globales de la Ciencia y Tecnología” en el colectivo de investigación Espacio Global. Sus trabajos han sido seleccionados para formar parte de diversas antologías literarias. En 2021 realizó una pasantía en el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica en donde propuso y elaboró un proyecto sobre los cruces epistemológicos de las Humanidades, Ciencias Sociales y Ciencias Exactas. En 2022 publicó un libro de investigación de la mano con Asiática ediciones.
Por el Dr. Juan Roberto Reyes Solís.I. Introducción.Perú refleja uno de los problemas de gran intensidad política y social en el sistema internacional contemporáneo. Dicho problema es la polarización política, un fenómeno presente a lo largo de la historia y que, en este decenio de 2020, es un proceso notorio en países como los Estados…
Por la Asociación Isidro Fabela de Relaciones Internacionales (AIFRI), Centro de Estudios Internacionales y Vinculación Estratégica (CEINVES) y el colectivo y marca de internacionalistas Espacio Global
Características Generales
Objetivo: Actualizar a los participantes en relación a las diferentes dinámicas de la agenda global para analizar, estudiar y prospectar sobre el desenvolvimiento de los actores internacionales en el escenario mundial y sus tendencias hacia 2030.
Dirigido a: Especialistas en ciencias sociales y áreas afines, así como público en general interesado en actualización y profesionalización sobre temas de la agenda global, sus dinámicas, tendencias y efectos en el entorno gubernamental, político, económico, social e institucional.
Seminario abierto de 28 hrs. en modalidad online desarrollado en 7 sesiones de cuatro horas cada una. Participación del expositor en formato de conferencia y desarrollo de preguntas y respuestas a distancia. Se extenderá constancia de valor curricular, la cual se obtendrá asistiendo por lo menos al 70% de las sesiones y entregando un breve ensayo.
Generalidades del Seminario
I. Se trata de un seminario abierto, de alto nivel, con propósitos de actualización en temas de orden contemporáneo para todo el público interesado en la política internacional contemporánea.
II. Incluye temas que abarcan diferentes regiones del mundo y actores protagónicos del sistema internacional contemporáneo, sus dinámicas y tendencias.
III. Contribuye a un mejor entendimiento de los asuntos globales de nuestra época y su impacto en las diferentes esferas de la política, economía y otros aspectos.
IV. Se integra la prospectiva como una de las herramientas de análisis y planteamiento de expectativas. En lo general ¿cómo se transformará el mundo a partir de la política internacional contemporánea?.
Sobre los expositores
I. Se trata de un cuerpo de especialistas en asuntos internacionales, con diferentes áreas de conocimiento, desempeño y proyectos de investigación.
II. Todos ellos se encuentran participando en diferentes universidades o instituciones que mantienen diferentes proyectos académicos que están orientados hacia la política internacional contemporánea.
III. Se encuentran en México y otros países, siempre a la vanguardia de los acontecimientos globales y participando en diferentes foros de discusión sobre temas internacionales.
IV. Aplican la prospectiva a través de su obra escrita o participación en foros especializados con la intención de visualizar los escenarios posibles en el sistema internacional.
Sobre el Seminario
I. Los participantes podrán participar e interactuar presencialmente a través de las transmisiones y plataforma de recursos en donde podrán disponer de material y bibliografía ad hoc.
II. La interacción entre expositores y participantes contribuye positivamente en la ampliación de vínculos útiles para relacionarse en los ámbitos institucional, académico y profesional.
III. Esta experiencia de más de 20 horas está abierta al público en general y contribuye a forjar un diálogo con expertos en un ambiente global y virtual que perdurará en lo sucesivo.
IV. Los participantes podrán revisar los recursos disponibles en plataforma para sus diferentes actividades cotidianas.
Sobre el pago
Para poder inscribirte en el Seminario deberás llenar el siguiente formulario: https://forms.gle/XdQqqPxe8RW59wWn6 !Les esperamos pronto¡
Una vez terminada la Segunda Guerra Mundial, el mundo se reconfiguró de la siguiente manera: el bloque de Occidente, liderado por Estados Unidos, y el bloque del Este, liderado por la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS); sin embargo, hubo un tercer bloque: el de los paises no alineados (México formó parte de este bloque durante la Guerra Fría), el cual tuvo como finalidad conservar una posición neutral frente al conflicto geopolítico entre Estados Unidos y la URSS.
El sistema internacional se encuentra regido por las relaciones entre Estados, organismos internacionales, empresas trasnacionales, sectores de la sociedad civil, organizaciones no gubernamentales, entre otros actores políticos (algunos con más relevancia que otros, pero que de igual manera influyen en la gobernanza global) y que, además, son entes inmersos en las relaciones de poder (polaridad) dentro de la política global.
Pereira C., Juan y Neila H., José Luis (2001) afirman que el fenómeno de la polaridad se nos presenta como categoría histórica. Las potencias que han surgido a raíz de los diversos procesos históricos han producido como consecuencia una determinada configuración del sistema internacional, donde se constituyen estas como polos. Los polos, de acuerdo con palabras del catedrático universitario español especializado en relaciones internacionales, Kepa Sodupe, “se refiere a aquellos Estados que por su importancia relativa poseen un papel esencial en la definición de la estructura”.
Alejandro Deustua (2005), menciona que la polaridad en la estructura del sistema internacional es definible por el número de actores relevantes de un sistema. Estos actores relevantes, como los llama Deustua, son los polos dominantes. Los polos dominantes son “aquellos Estados cuyas capacidades o recursos, muy superiores a los del resto, afectan decisivamente a la configuración de poder” (Sodupe, 2002). Grosso modo, la polaridad es la relación de poder entre un Estado y otro dentro de la estructura internacional.
Por otro lado, Rodríguez Hernández, Leyde E. (2014) define a la multipolaridad de la siguiente manera:
La particularidad de este sistema radica en que las potencias principales son más de tres y sus fuerzas no son demasiado desiguales. En este sistema aumenta la previsibilidad y disminuye la posibilidad de conflicto y la negociación diplomática debe anteponerse a la guerra para poder mantener el equilibrio.
México desde la edad contemporánea, derivado de una política exterior activa, estuvo inmerso dentro de un sistema multipolar complejo, por un lado, en virtud de la vecindad con Estados Unidos los gobiernos mexicanos tuvieron una relación estrecha en materia política, migratoria y comercial con el vecino país del norte, a la vez, los presidentes mexicanos, emanados del Partido Revolucionario Institucional (PRI), enarbolaban un discurso nacionalista que permeaba en la política interna y externa.
Era común que México tuviera relaciones diplomáticas con países del bloque de occidente al igual que con paises que tenían afinidad con el bloque del este, por ejemplo, el gobierno de López Mateos respaldó la Revolución que encabezó Fidel Castro; de igual manera, en el sexenio de López Portillo el gobierno operó políticamente y mediante armamento (dicho esto por el hijo del excanciller Jorge Castañeda Álvarez), para que la causa del Frente Sandinista de Liberación Nacional se concretará en Nicaragua.
El papel de México en el sistema internacional en el pasado sin duda fue rico en cuanto a contribuciones: fue impulsor del Tratado de Tlatelolco, creador del Grupo Contadora, fue puente entre paises para dirimir conflictos, entre otras aportaciones, todo ello gracias al excelente capital humano del servicio exterior mexicano y a los buenos diplomáticos que había.
¿Vivimos en un mundo multipolar?
En efecto, vivimos en un mundo multipolar. Estados Unidos dejó de ser la gran superpotencia, solo es Hegemón indiscutible en el ámbito militar, mientras que en el aspecto económico la Unión Europea y China compiten con aquel país.
¿Qué está haciendo México en el contexto del sistema multipolar?
México está tratando de recuperar su liderazgo como líder de la región en los distintos organismos de los que forma parte para incidir en la toma de decisiones la política global y regional, siendo el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) la principal plataforma.
La política exterior mexicana debe proyectarse más y no ser insular, es necesario que el mundo sepa que México quiere cooperación en ciencia y tecnología, que sepa que México está a favor del multilateralismo, una mejor redistribución de la riqueza y un mayor intercambio comercial. La voz de la diplomacia mexicana debe ser parte activa a la solución de los conflictos que se presentan en todas las regiones del orbe.
Es imprescindible que México no solo continue, sino que impulse aún más una cooperación económica, comercial y cultural con Estados Unidos, pero también que inicie y profundice relaciones con otras regiones del mundo. Por ejemplo China, que se encamina a ser la primera potencia económica a nivel mundial, es un país que en otro tiempo era competidor nato de México en manufactura, no obstante, hoy en día la situación es distinta, el valor agregado de los productos chinos y el poder adquisitivo de la población china ha permitido el fortalecimiento de su mercado interno, como resultado de ello la economía china pasó de ser una economía del sector secundario a ser una economía del sector servicios, lo que resulta benéfico para México ya que China deja de ser un competidor, de esta forma el gobierno mexicano podría buscar un mayor intercambio comercial con el gigante asiático.
¿Cuál debería ser la agenda de México en el actual contexto del sistema internacional multipolar?
El presidente de México ha dicho que la mejor política exterior es la política interior, de tal manera que ha sido objeto de críticas por su forma de concebir la política exógena. La política exterior debe ser aquella en la que se tiene una agenda proactiva en los distintos organismos internacionales; no se puede tener una política exterior insular, eso sería contradictorio. Como potencia emergente, México debe tener una voz activa en la organización de la estructura del sistema internacional multipolar, es necesario que se discuta el papel de las organizaciones internacionales en la gobernanza global y plantearse qué tanto han hecho para combatir la desigualdad social; asimismo, es necesario que México y la comunidad internacional discutan cómo tendría que ser el Nuevo Orden Económico Internacional de estos tiempos.
México debe proyectarse ante el mundo como lo que es: una potencia emergente que en el sistema internacional juega un papel importante; de acuerdo con un informe presentado en 2017 por PwC, World in 2050 de PwC, The long view: how will the global economic order change by 2050?, la economía mexicana en 2030 estará en novena posición, mientras que en 2050 será la séptima. México necesita adentrarse más en la cooperación de desarrollo tecnológico con otros países, día con día la forma de vida será más digitalizada, el desarrollo tecnológico tendrá mucho que ver en el progreso del país.
Actualmente dentro del sistema internacional multipolar las políticas para mitigar el cambio climático son de orden prioritario, México es un país rezagado respecto a políticas que promuevan la economía verde, por lo que es imperativo que el Gobierno Federal, así como los gobiernos estatales y municipales trabajen en este importante tema que a todos atañe.
La multipolaridad es cambiante, México no puede ser espectador de las transformaciones que acontecen a nivel internacional, es menester que el Canciller Marcelo Ebrard y el presidente López Obrador tengan la voluntad política de que México sea una nación más globalizada. Decía el exprimer ministro chino (1987-1998) Li Peng: “Un mundo multipolar no puede existir sin el reconocimiento de la situación y participación de los paises en desarrollo”.
Por: Daniela Gómez Rojas
Análisis preliminar: la importancia de la guerra
Resulta impensable que en pleno siglo XXI, aún existan guerras dentro y fuera de los Estados, las cuales continúan dejando pobreza, hambre, muertes, refugiados, enfermedades, y otros factores que afectan principalmente y en gran medida a la población civil. Actualmente, hemos presenciado el acontecer de varios conflictos armados en diversas regiones del mundo; sin embargo, podemos observar que algunos son tomados como “importantes” ante la comunidad internacional y otros no. ¿Qué los hace que sean más importantes que otros? ¿Serán las implicaciones a escala económica, política, social; que necesitan ser abordadas de manera urgente? o ¿Su difusión ante la comunidad internacional, depende de qué tan importante es el actor o los actores implicados, en términos de recursos económicos, estratégicos o naturales?
Muchos podrán decir que es muy difícil conocer el trasfondo de un conflicto armado debido a la soberanía territorial, los intereses de por medio y el control de la información; otros, podrán comentar que los alcances del mismo pueden ser solamente de carácter regional pero no mundial, e incluso, podrán sustentar que se clasificarían entorno a los alcances que producen en términos de daños de infraestructura, muertes, heridos o recursos militares invertidos; o también, que no sería de gran relevancia un conflicto con armas convencionales a un conflicto con armas nucleares; por supuesto, el análisis está muy bien hecho, el impacto de un arma nuclear es incuestionable.
Sin embargo, a raíz de este argumento, podrían surgir otras preguntas en torno a la discusión del respeto por los derechos humanos y el derecho internacional humanitario (DIH). Por ende, si se clasifican los conflictos de menos importante a más importante, entonces ¿importará más una vida que la otra?, ¿el DIH sería entonces discriminatorio?, ¿la comunidad le ostenta los derechos humanos a quienes considera importantes?
Si bien, es claro que los derechos humanos son inalienables a cualquier ser humano y que no son discriminatorios por raza, color, etnia o incluso religión (ACNUDH, s.f), no se puede negar que el actuar de los organismos internacionales como las Naciones Unidas, las cortes internacionales, los tribunales, las organizaciones no gubernamentales (ONGs), establecen una importancia internacional dependiendo de los intereses de los actores involucrados en estos conflictos, un ejemplo claro de esta falta de interés internacional se puede observar en varios países del Medio Oriente, donde se libran guerras civiles de las cuales poca importancia les brinda la comunidad internacional y en consecuencia, su divulgación en medios informativos y redes sociales occidentales es poco vista.
Guerras Olvidadas: breve relato histórico y coyuntura de la actualidad de algunos conflictos en Medio Oriente
Para poder vislumbrar el panorama actual de los conflictos dentro de algunos países de Medio Oriente, tenemos que observar y entender de manera sustancial y breve su historia. Entre uno de los conflictos más antiguos podemos recalcar el de Israel y Palestina, el cual, comenzó desde la declaración de Balfour en 1917, donde les otorgaban a los judíos un hogar nacional en el territorio palestino (que no estaba constituido como un gobierno soberano), pero, a su vez, debían comprometerse a respetar los derechos de los no judíos en este mismo (Corbin, 2017). Sin embargo, el intento de las Naciones Unidas por dividir el territorio para árabes y judíos solo se quedó en un intento, debido a que ambas partes no querían ceder ante la propuesta, y así, se desencadenó un sin fin de desacuerdos que se transfirieron a una guerra civil interna hasta el día de hoy, y de la cual, solo se puede observar una grave crisis humanitaria.
Por otra parte, en orden cronológico, se encuentra la guerra y posterior conflicto interno en Afganistán, si bien, este país se ha visto envuelto en golpes de Estado, intervención de otros (como la URSS), o incluso, el apoyo de sus guerrillas internas por parte de EE. UU. (Zelaya, s.f). Su historia tomó un punto de inflexión después del 11 de septiembre del 2001, cuando, Estados Unidos sufrió un ataque terrorista y este fue adjudicado al grupo Al-Qaeda, quien contaba con bases en Afganistán. A raíz de ello, el accionar de Estados Unidos, fue llevar a cabo una intervención en este país para restaurar la seguridad y la paz en el escenario internacional, con ello, no solo causó más violencia, sino también, la inestabilidad política, económica y social que se vive hoy en día; resultando ser temas que cuestionan el interés real de Estados Unidos en este territorio y los beneficios reales de dicha intervención.
También, se encuentra Irak, con su conflicto interno entre las diversas etnias y minorías que lo componen, los golpes de Estado, la revolución iraní, la guerra entre Irak e Irán, la posterior guerra del golfo, la iniciación de una intervención militar por parte de Estados Unidos en 2003, como consecuencia de su guerra contra el terrorismo y su justificación en la búsqueda del restablecimiento de la seguridad internacional (Oropeza y Salvidea, 2005), y actualmente su conflicto interno con grupos terroristas y protestas internas. Estas, han sido las consecuencias de la continua inestabilidad del gobierno iraní, no solo a nivel económico y militar, sino también a nivel humanitario, con crisis de refugiados, pobreza, desaparecidos y una constante violación de derechos humanos.
Otros de los países abatidos por los conflictos armados han sido Siria y Yemen, estos fueron unos de los países que más sufrieron las grandes consecuencias de la Primavera Árabe, si bien, esta tenía como objetivo establecer una justicia social y cambios de régimen opresivo, terminó por traer para la mayoría de los países árabes una cruenta guerra de la cual muchos de estos aún continúan viviendo. Para el país sirio, la crisis humanitaria y migratoria más grande del mundo afecta la inestabilidad no solo política de sí mismo, sino de los países alrededor, causando una incuestionable e incesante violación del DIH y los derechos humanos (Sardiña, 2021).
De igual manera, sucede en el país de Yemen, con un pasado tormentoso, el cual ha sufrido una guerra interna entre dos etnias, los chiíes y los suníes, que, desde el 2011 con el estallido de la Primavera Árabe tomó un rumbo desacelerado, sumergiendo al país en una de las crisis humanitarias más graves de Medio Oriente (Amnistía Internacional, 2020), donde los diversos actores involucrados en este conflicto, tanto estatales como no estatales, han contribuido en mayor o menor medida a la crisis alimentaria y migratoria, violaciones de niños, mujeres, pobreza y más violencia.
Si bien, estos son solo unos pocos casos del caos que se vive diariamente en países del Medio Oriente, deja una base fundamental para cuestionarnos acerca de las acciones de la comunidad internacional respecto a estos temas, más allá de las opiniones consultivas y del pronunciamiento de organismos internacionales, el actuar contundente de algunos de estos como las Naciones Unidas es bastante cuestionable, en la medida que aún continúan las guerras, la violación de derechos humanos, el quebrantamiento de la paz y de la seguridad en todos sus aspectos a nivel nacional e internacional, y no solo en territorios de Medio Oriente, sino a nivel global.
Pronunciamiento de la comunidad internacional actualmente a la luz del DIH
A través de los años, se puede observar el actuar de la comunidad internacional y sobre todo de importantes organizaciones internacionales en torno a estos conflictos mencionados anteriormente. Comenzando principalmente por Israel y Palestina, solo ha habido un pronunciamiento por parte de la Asamblea General de las Naciones Unidas pidiendo a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), una opinión consultiva respecto a la construcción de un muro por parte de Israel en territorio palestino. Con base a la resolución emitida por la Asamblea en el 2003, donde se recalca el necesario restablecimiento del respeto por el derecho internacional, la libre autodeterminación del pueblo palestino y el respeto por el DIH. Se pide está opinión donde:
La Corte desestimó la forma que Israel eligió para lograr sus objetivos de seguridad. Según ésta, el muro, a lo largo de la ruta trazada, y su régimen conexo “infringen gravemente diversos derechos de los palestinos que residen en el territorio ocupado por Israel y las infracciones derivadas de ese trazado no pueden justificarse por necesidades militares, de seguridad nacional o de orden público”. (Portilla,2007, pág. 168)
Sin embargo, más allá de esta opinión y de las obligaciones que tendría el Estado de Israel para cesar la violencia, respetar el derecho internacional humanitario y mantener canales diplomáticos, no tiene ningún carácter de obligatoriedad, lo que implica, que al día de hoy el muro está totalmente construido, continúan los crímenes de lesa humanidad y la violación de derechos humanos, no solo por parte del Estado de Israel, sino también por grupos armados palestinos como Hamas; y las Naciones Unidas, solo subrayan que existe una grave violación al derecho internacional humanitario (Naciones Unidas, 2014), pero sin conseguir soluciones sólidas y definitivas para el cese de la violencia en estos territorios.
De igual manera, el difícil pasado de Afganistán, con la suma de los talibanes (movimiento islámico suní, quienes rechazan las estructuras democráticas) y la intervención de Estados Unidos para evitar que el terrorismo se apoderara de la región, terminó dejando una violencia incesante, que, luego de la retirada de las tropas de Estados Unidos de este país, se agravó aún más con la toma del poder por parte de los talibanes, quienes,
Avanzan sin tregua en la destrucción de todo lo conseguido en materia de derechos humanos en los últimos veinte años, han declarado Amnistía Internacional, la Federación Internacional de los Derechos Humanos (FIDH) y la Organización Mundial contra la Tortura (OMCT). (Amnistía Internacional, 2021).
Se evidencia la preocupación por la incesante violación de derechos humanos en el territorio, sin embargo, organismos como la ONU solo instan a persuadir a los talibanes de respetar estos derechos, de proteger a los más vulnerables, a construir diálogos de paz y restaurar la situación del territorio (Naciones Unidas, 2021). Sin embargo, nada de esto condena a los talibanes, ni conlleva a un accionar jurídico sobre la situación, lo que deja hasta el día de hoy la continua violación de derechos contra el pueblo afgano.
A su vez, Irak, se ve envuelto en una grave crisis política debido a su pasado tormentoso con la administración de un mal gobierno, la sistemática violación de derechos humanos por parte del mismo y de grupos terroristas, y la permeabilidad de su política para la intervención de gobiernos extranjeros, lo que ha causado el estallido de inconformidad de su población civil, la cual, ha sufrido desapariciones forzadas, homicidios, torturas, entre otros, por parte del régimen con el fin de mantener su poder en la región (Cordero, 2020). Además del constante enfrentamiento de este, con el grupo autodenominado Estado Islámico, el cual continúa atacando a la población civil con el fin de adquirir más poder en el territorio.
Solamente, en la historia de Irak, se llevó a cabo la sentencia contra un exmiembro de este grupo terrorista por parte del Tribunal Superior Regional de Frankfurt (Alemania), frente a los crímenes de lesa humanidad, guerra y genocidio, lo que es significativo en el avance de la no impunidad por estos dentro del conflicto armado (Amnistía Internacional, 2021); pero, a pesar de esto, aún siguen cometiéndose y quedando impunes demasiados crímenes perpetrados no solo por el grupo sino también por las autoridades iraquíes (Amnistía Internacional, 2021-2022).
Por otra parte, se encuentran las situaciones en países de Siria y Yemen. En el primero, como fue mencionado anteriormente, se vive una grave crisis humanitaria, con miles de desplazados, desaparecidos, heridos, muertos y refugiados. A pesar de algunos esfuerzos por las organizaciones humanitarias como la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) que hacen lo humanamente posible por llegar a la región, el gobierno sirio continúa impidiendo la llegada de esta ayuda humanitaria a su población civil. Está guerra interna, que ha involucrado a potencias regionales e internacionales como Arabia Saudita, Estados Unidos, Rusia, entre otros, han contribuido al incremento de la constante violación de derechos humanos que aún no han sido acusados y recriminados por la comunidad internacional, como lo menciona Amnistía Internacional en su informe del año 2021-2022:
Las partes en el conflicto seguían cometiendo con impunidad violaciones graves del derecho internacional humanitario, incluidos crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y otros abusos flagrantes contra los derechos humanos. Las fuerzas gubernamentales llevaron a cabo ataques directos contra población e infraestructura civiles —incluidos hospitales y gasolineras— y ataques indiscriminados mediante bombardeos aéreos y de artillería en la gobernación de Idlib y en la zona rural del oeste de la gobernación de Alepo.
Situación que deja entrever la incapacidad que ha demostrado la comunidad internacional para solventar está crisis, como lo menciona el coordinador de Ayuda de Emergencia para las Naciones Unidas, Martin Griffiths “Seguimos fallándole al pueblo sirio en lo que necesita, en lo que se merece, y en lo que tiene derecho en términos de asistencia humanitaria y protección” (Naciones Unidas, 2021).
De igual manera, para el Estado de Yemen, su situación es similar, el gobierno se encuentra dividido por varías minorías, entre las cuales se conformó un grupo armado en oposición al mismo llamado los hutíes, quienes aprovecharon la poca popularidad del gobierno para tomar el control de diversas zonas del país, de esta manera, lo que había comenzado con la Primavera Árabe y sus diversas manifestaciones, tomó la fuerza suficiente para llevar a cabo un conflicto armado interno en el país, sin obviar las intervenciones extranjeras; generando así, que las diversas partes de este conflicto atenten contra los derechos humanos de la población en Siria (Amnistía Internacional, 2020). Si bien, la ONU, ha extendido el mandato del Grupo de Eminentes Expertos (GEE) sobre el conflicto en Yemen, el cual tiene potestad internacional para investigar, documentar e informar las violaciones de derechos humanos cometidas en este territorio, esto, no ha causado que se extienda un real compromiso de las partes involucradas por disminuir la violencia sistemática de derechos humanos, y de la comunidad internacional para apoyar iniciativas de ayuda humanitaria y del restablecimiento del DIH (Naciones Unidas, 2021).
Hans Grundberg, enviado especial de la ONU para Yemen, asegura que el aumento de las hostilidades en el territorio coloca cada vez más en deterioro los derechos humanos de la población y, “advirtió que la escalada socava las perspectivas de un acuerdo político sostenible e hizo hincapié en que las violaciones a las leyes humanitarias y derechos humanos no pueden continuar impunemente” (Naciones Unidas, 2021). Sin embargo, su ideal está muy lejos de cumplirse, la actual crisis económica, la escasez de fondos para ayuda humanitaria, los atentados recurrentes contra la misma y la falta de visibilidad en los titulares, hace de este país uno más de los olvidados en Medio Oriente.
Concluyendo con este breve análisis del panorama que se vive actualmente en algunos países del Medio Oriente entorno a sus crisis humanitarias, conflictos internos, violación del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos, podemos evidenciar que si bien ha habido algún pronunciamiento de la comunidad internacional al respeto y sobre todo las organizaciones humanitarias han intentado llevar a cabo su labor de la mejor manera posible; existe un vacío sustancial actualmente en cuanto a la visibilidad e importancia que estos conflictos tienen para organizaciones como las Naciones Unidas, los organismos jurídicos como la Corte Penal Internacional y la Corte Internacional de Justicia, que si bien existe un debate sustancioso respecto a sus jurisdicciones, deja entrever que estos mecanismos actúan en ciertos escenarios internacionales, dejándonos cuestionar su empatía por otros escenarios que sufren graves violaciones de derechos humanos, por ende, aún se encuentra una pregunta sin responder ¿la comunidad le ostenta los derechos humanos a quienes considera importantes?
Referencias bibliográficas