La espiral política latinoamericana en sus códigos geopolíticos: los discursos de Javier Milei y Gustavo Petro en la Asamblea General de la ONU

Introducción

En América Latina y el Caribe, el panorama político y geopolítico a menudo se compara con un péndulo que oscila entre la izquierda (progresismo) y la derecha (neoliberalismo), donde cada movimiento implica una transformación en el poder y en la visión política predominante. Un ejemplo claro y simplificado de esta dinámica es el periodo entre 2000 y 2015, conocido como el “giro a la izquierda” o “ciclo político progresista”, seguido por un “giro a la derecha” o “restauración conservadora” entre 2016 y 2020, que dio paso a un aparente nuevo ciclo político de izquierda entre 2020 y 2023.

Desde un punto de vista distinto, pero complementario, Alfredo Serrano Mancilla (2015), director ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), plantea que, más que un péndulo, América Latina y el Caribe es un continente en disputa y movimiento, cuyos ejes se encuentran tanto en el interior de la región, abarcando el bloque de países progresistas y aquellos que continúan apostando por el neoliberalismo, como en el ámbito internacional, donde la región se enfrenta a lo que Amitav Acharya (2017) define como un “orden mundial multiplex” en el que no existe un orden mundial singular, liberal o de otro tipo, sino un complejo de órdenes internacionales y globalismos que se entrecruzan, cuando no compiten entre sí.

En este trabajo, se considera relevante caracterizar este péndulo o disputa como un proceso dialéctico y en espiral, que no solo recoge el carácter histórico del planteamiento pendular, sino que subraya la importancia del tiempo histórico de las últimas décadas para comprender el momento presente. Este enfoque también retoma la idea de la intensa disputa por el destino de Nuestra América, destacando que, hasta ahora, no ha prevalecido una tendencia irreversible o definitiva.

Para ilustrar lo anteriormente expuesto, es pertinente destacar que, en la actualidad, dos presidentes sudamericanos ejemplifican de manera clara la disputa en torno al sentido común del actual ciclo político en América Latina, así como las transformaciones sociales y económicas que tienen lugar en la región: el presidente de Argentina, Javier Milei, y el presidente de Colombia, Gustavo Petro. Ambos mandatarios, que lideran dos de las mayores economías de Sudamérica, representan modelos de liderazgo profundamente contrastantes.

Por un lado, Javier Milei es un economista argentino que se define a sí mismo como un “liberal libertario”. Se hizo popular por su férrea oposición a las políticas intervencionistas del Estado, a las que califica de “socialistas”, y por su defensa del libre mercado, la privatización de empresas públicas y la reducción del gasto público. Su estilo provocador y confrontativo, junto con su propuesta de dolarizar la economía argentina, lo llevaron a ganar las elecciones presidenciales de 2023, convirtiéndose en una figura central del nuevo ciclo político en América Latina.

Por otro lado, Gustavo Petro es un político colombiano, economista y exguerrillero, reconocido por su enfoque progresista y su énfasis en la justicia social, la sostenibilidad ambiental y la reforma económica. Elegido presidente de Colombia en 2022 se convirtió en el primer mandatario de izquierda en la historia del país, promoviendo políticas dirigidas a reducir la desigualdad, ampliar los derechos sociales y reestructurar la economía para disminuir la dependencia de los combustibles fósiles. Su liderazgo se enmarca en el en llamado “segundo ciclo progresista” de América Latina, con un firme compromiso con el cambio social y la inclusión.

A continuación, se procederá a realizar un breve contraste entre las agendas de ambos mandatarios, tomando como referencia sus discursos pronunciados en el marco de la 79ª Asamblea General de las Naciones Unidas. Para este análisis, se utilizarán los códigos geopolíticos, definidos como “códigos operativos consistentes en un conjunto de supuestos de geografía política que subyacen al desarrollo de las relaciones de un país con otros países” (Flint y Taylor, 2018, p. 51). Según Flint y Taylor, estos códigos deben incluir una definición de los intereses nacionales de cada Estado, la identificación de las amenazas externas a dichos intereses, una respuesta planificada frente a esas amenazas y una justificación de dicha respuesta. Este contraste permitirá identificar las diferencias y convergencias en sus enfoques sobre temas clave como la economía, el medio ambiente y la gobernanza global, así como la manera en que ambos proyectan a sus países en el escenario internacional.

Asamblea General de la ONU y los códigos geopolíticos

En el marco de la Asamblea General de la ONU, celebrada en la ciudad de Nueva York, cada jefe de Estado y/o de Gobierno tiene la oportunidad de establecer o fortalecer relaciones políticas y económicas bilaterales, buscando así promover los intereses de su país. Este escenario permite a los mandatarios abordar cuestiones clave, negociar acuerdos y fomentar colaboraciones que pueden impactar positivamente en el desarrollo de sus naciones. En este escenario, se busca no solo el fortalecimiento de la diplomacia, sino también la creación de alianzas estratégicas que respondan a los desafíos globales contemporáneos.

La tradición de que cada mandatario pronuncie un breve discurso durante la Asamblea General de la ONU se remonta a los inicios de la organización en 1945. Desde su fundación, la ONU ha proporcionado un espacio para que los líderes mundiales se reúnan y discutan cuestiones globales de relevancia, lo que incluye la promoción de la paz, la seguridad internacional, el desarrollo sostenible y los derechos humanos. A lo largo de los años, la Asamblea General ha evolucionado y se ha consolidado como un foro esencial para el debate y la diplomacia internacional. Los discursos de apertura, típicamente realizados por los jefes de Estado y de Gobierno, o sus representantes, permiten a los mandatarios presentar su visión sobre los desafíos globales, compartir las prioridades nacionales y expresar su posición respecto a los problemas internacionales.

Como se mencionó anteriormente, la forma en que un país se orienta hacia el mundo se denomina código geopolítico. Según Colin Flint (2007), cada nación define su propio código geopolítico, que se compone de cinco cálculos fundamentales: (1) identificar quiénes son los aliados actuales y potenciales; (2) determinar quiénes son los enemigos actuales y potenciales; (3) establecer estrategias para mantener a dichos aliados y fomentar relaciones con aliados potenciales; (4) desarrollar planes para contrarrestar a los enemigos actuales y abordar amenazas emergentes; y (5) justificar los cuatro cálculos anteriores ante la opinión pública y ante la comunidad internacional. Este marco conceptual es crucial para entender las decisiones de política exterior y las dinámicas de poder en el ámbito global.

El discurso en la Asamblea General brinda a los mandatarios la oportunidad de influir en la agenda global y fortalecer su perfil en la escena internacional a través de sus códigos geopolíticos. Anualmente, las intervenciones no solo reflejan las preocupaciones del momento, sino que también evidencian las tendencias políticas y geopolíticas en evolución en el mundo. De este modo, los discursos se convierten en un indicador clave de las prioridades y desafíos que enfrentan los países en el contexto internacional.

Los códigos geopolíticos de Javier Milei y Gustavo Petro

Javier Milei y la defensa de la libertad

Javier Milei, en su primer discurso frente a la Asamblea General, realizó fuertes críticas a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, cuyas políticas tildó de “colectivistas”. En palabras de Milei,

la Agenda 2030, aunque bien intencionada en sus metas, no es otra cosa que un programa de gobierno supranacional, de corte socialista, que pretende resolver los problemas de la modernidad con soluciones que atentan contra la soberanía de los Estados Nación y violentan el derecho a la vida, la libertad y la propiedad de las personas. Es una agenda, que pretende solucionar la pobreza, la desigualdad y la discriminación con legislación que lo único que hace es profundizarlas. (Oficina del Presidente, 2024, 5m25s).

De igual manera, el mandatario argentino continuó su crítica hacia la ONU al hacer referencia a la pandemia de COVID-19, señalando que

hemos visto cómo una organización, que nació para defender los derechos del hombre, ha sido una de las principales propulsoras de la violación sistemática de la libertad, como, por ejemplo, con las cuarentenas a nivel global durante el año 2020, que deberían ser consideradas un delito de lesa humanidad. (Oficina del Presidente, 2024, 6m25s).

En lo que respecta a los cálculos del código geopolítico argentino, Milei sostiene que, en la ONU, “que dice defender los derechos humanos, han permitido el ingreso, al Consejo de Derechos Humanos, a dictaduras sangrientas como la de Cuba y Venezuela, sin el más mínimo reproche” (Oficina del Presidente, 2024, 6m43s). Desde su llegada a la presidencia, Javier Milei optó por no designar embajadores ante Cuba, Nicaragua y Venezuela, en una demostración explícita del nuevo código geopolítico de Argentina.

Por otro lado, en cuanto al cálculo de los aliados actuales y potenciales, mientras que otros gobiernos de América Latina, como el de México, Chile, Bolivia y Colombia, han criticado a Israel por su represalia en la Franja de Gaza a los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023, Milei viajó a Jerusalén para expresar su apoyo a Benjamín Netanyahu. Es por ello por lo que, en su discurso ante la Asamblea General, el mandatario argentino sostuvo que…

en esta misma casa [la ONU], sistemáticamente, se ha votado en contra del Estado de Israel, que es el único país de Medio Oriente, que defiende la democracia liberal, mientras se ha demostrado, en simultáneo, una incapacidad total de responder al flagelo del terrorismo (Oficina del Presidente, 2024, 7m07s).

Según Milei, el Consejo de Seguridad, que él considera el órgano más importante de la organización, ha perdido su esencia, ya que el veto de sus miembros permanentes se ha comenzado a utilizar en defensa de intereses particulares. Esto, según lo planteado por el presidente argentino, nos ha dejado con

una organización impotente en brindar soluciones a los verdaderos conflictos globales, como ha sido la aberrante invasión rusa a Ucrania, que ya le ha costado la vida a más de 300.000 personas, dejando un tendal de más de un millón de heridos en el proceso (Oficina del Presidente, 2024, 9m00s).

Finalmente, tras establecer lo que denomina “la doctrina de la nueva Argentina”, Milei la enmarca en una defensa firme de la libertad en todas sus dimensiones. Esta doctrina, según él, debe ser garantizada a través de esfuerzos diplomáticos, económicos y militares, respaldados por la cooperación internacional. Propone una protección integral que abarque la vida, la propiedad, la libertad de expresión, la libertad de culto y la libertad de comercio para todos. Además, subraya la necesidad de limitar el poder de los gobiernos para evitar cualquier forma de intervención que socave estas libertades fundamentales. Milei concluyó su discurso señalando que

A partir de este día, sepan que, la República Argentina va a abandonar la posición de neutralidad histórica que nos caracterizó y va a estar a la vanguardia de la lucha en defensa de la libertad. Porque, como decía Thomas Paine, “aquellos que desean cosechar las bendiciones de la libertad deben, como hombres, soportar la fatiga de defenderla”. Que Dios bendiga a los argentinos y a todos los ciudadanos del mundo, y que las fuerzas del cielo nos acompañen. ¡Viva la libertad, carajo!. Muchas gracias (Oficina del Presidente, 2024, 13m23s).

Gustavo Petro y la defensa de la humanidad

Gustavo Petro inició su discurso, al igual que Milei, adoptando un tono crítico al señalar que la capacidad de comunicación de un presidente está determinada por la cantidad de dólares disponibles en su presupuesto, la cantidad de aviones de guerra que posea y la capacidad destructiva que su país tenga sobre la humanidad. En palabras de Petro

el poder de un país en el mundo ya no se ejerce por el tipo de sistema económico o político o de ideas que irradie, sino por el poder de destruir la vida de la humanidad. […] Al contrario, los que tenemos el poder de sostener la vida en el planeta, hablamos sin mucha atención prestada. […] Por eso no nos escuchan cuando votamos que se detenga el genocidio en Gaza, aunque seamos la mayoría de los presidentes del mundo y representantes de la mayor parte de la humanidad, no nos escuchan. […] Es decir, no nos escuchan los presidentes de los países que pueden destruir la humanidad (Gustavo Petro, 2024, 2m35s).

En el código geopolítico de Colombia, el cálculo que busca determinar quiénes son los enemigos actuales y potenciales no se centra en un país en específico, sino en las “minorías poderosas” que, con el poder de destrucción de la vida, “da volumen a la voz en el recinto de las Naciones Unidas y congrega a la mayoría de sus representantes y delegados” (Gustavo Petro, 2024, 4m03s).

De igual manera, en el cálculo que se refiere a los aliados actuales y potenciales, Petro señala que “quizá ya no hablamos para que nos escuchen, y dialoguemos con los presidentes del poder mundial, sino para que escuchen los pueblos del mundo” (Gustavo Petro, 2024, 4m30s). Esta declaración sugiere un cambio en la estrategia diplomática de los presidentes “que no se escuchan”, donde la voz de las comunidades y pueblos marginados cobra protagonismo frente a las élites del poder global “que no quieren escuchan”. Al enfatizar la importancia de dialogar con los pueblos y no solo con los líderes mundiales, Petro busca construir una red de solidaridad internacional que priorice las necesidades y aspiraciones de la población, abogando por una mayor inclusión y justicia social en el ámbito global.

En su discurso, al identificar una vez más a los enemigos actuales y potenciales, Petro recuerda que hace un año, ante la Asamblea General, antes de los sucesos del 7 de octubre de 2023, pidió una conferencia de paz por Palestina. Pese a ello, y por no haber sido escuchado, señala que

hoy tenemos 20,000 niños y niñas asesinados bajo las bombas, y los presidentes de los países de la destrucción humana se ríen en estos pasillos con ayuda del poder de comunicación de los medios mundiales que hoy están en propiedad de los grandes capitales. Reordenan el mundo sin democracia, sin libertad. El proyecto democrático de la humanidad está muriendo con la vida. […] El control de la humanidad sobre la base de la barbarie está en construcción y su demostración es Gaza, el Líbano. Cuando muera Gaza, morirá la humanidad toda (Gustavo Petro, 2024, 5m44s).

Para el mandatario colombiano, la razón detrás de este “Armagedón del mundo contemporáneo” y la sinrazón de los gobiernos que no actúan con prontitud para transformar las economías hacia la descarbonización trasciende lo político y lo diplomático; se trata de la desigualdad social. En palabras de Petro,

es en esta desigualdad alcanzada, la mayor de nuestra historia como especie, donde se encuentra la lógica de la destrucción masiva, desatada en la crisis climática y la lógica de las bombas que suelta un criminal como [Benjamín] Netanyahu sobre Gaza. Netanyahu es un héroe para el 1% más rico de la humanidad, porque es capaz de demostrar que los pueblos se destruyen bajo las bombas (Gustavo Petro, 2024, 7m58s).

Gustavo Petro, quien ha tenido bastantes tensiones diplomáticas con Javier Milei, hizo referencia a al discurso de su homólogo argentino, al señalar que quienes gritan “Viva la libertad, carajo”, se refieren solo a la libertad del 1% más rico de la población mundial que en su sentir mercantil y libre, o neoliberal, “nos lleva a la destrucción de la atmosfera y de la vida. El libre mercado no era la libertad, como decían, sino la maximización de la muerte” (Gustavo Petro, 2024, 9m42s).

Gustavo Petro, a diferencia de Javier Milei, dirige sus críticas no hacia la “agenda ideológica” de la ONU, sino hacia el poder económico y político mundial, a quienes considera responsables de perpetuar las desigualdades y las injusticias en el escenario global. Gustavo Petro identifica como enemigos y amenazas a los intereses de Colombia al

1% más rico de la humanidad, la poderosa oligarquía global […] que permite que se tiren bombas a las mujeres, ancianos y niños de Gaza, del Líbano o de Sudán. O [que] se bloqueen económicamente los países rebeldes que no encajan en su dominio como Cuba o como Venezuela, porque necesitan demostrar su poder de destrucción al 99% restante de la humanidad para que los dejen seguir dirigiendo el poder del mundo, y apropiándose y acumulando cada vez más su riqueza (Gustavo Petro, 2024, 9m56s).

Para el mandatario colombiano, “la oligarquía global lleva a la humanidad a su propia extinción […] y la política le rinde pleitesía, abandonando por completo la idea de la libertad y del poder de los pueblos; la idea de la democracia” (Gustavo Petro, 2024, 10m39s). Es por ello por lo cual Petro sostiene que “ya no es la hora de los gobiernos, sino la hora de los pueblos” (Gustavo Petro, 2024, 11m38s). Dicho de otra manera,

Hoy, con más razón, ya no para defender una clase, un sistema de ideas, sino para defender la vida colectiva, se necesita de nuevo la bandera levantada, quizás ya no roja, sino de todos los colores; una bandera de toda la humanidad para defender su propia existencia en el planeta […] La humanidad como nuevo sujeto político es la base de una nueva significación del socialismo (Gustavo Petro, 2024, 12m50s).

Conclusiones

La 79ª Asamblea General de la ONU brindó un escenario en el que se evidenciaron las profundas diferencias en los códigos geopolíticos de los líderes de América Latina. Javier Milei y Gustavo Petro representan no solo dos modelos de liderazgo opuestos, sino también enfoques contrastantes sobre los problemas que enfrenta el mundo hoy y cómo abordarlos. Mientras Milei centra su discurso en una crítica frontal al intervencionismo estatal, las ideologías colectivistas y las estructuras globales que, según él, frenan la libertad individual y el crecimiento económico, Petro enfoca su atención en la injusticia global, la concentración del poder en manos de una oligarquía global y las consecuencias sociales y ambientales de la desigualdad.

En este contexto, ambos mandatarios encarnan los polos opuestos de la disputa ideológica en América Latina, un continente que históricamente ha oscilado entre ciclos de izquierda progresista y derecha neoliberal conservadora. Milei, con su retórica neoliberal y su apuesta por el mercado como motor de desarrollo, y Petro, con su énfasis en la justicia social, la sostenibilidad ambiental y el cambio estructural, reflejan cómo la región sigue siendo un campo de batalla por el sentido común y el rumbo de sus transformaciones sociales y políticas.

Referencias

Acharya, A. (2017). After Liberal Hegemony: The Advent of a Multiplex World Order. Ethics & International Affairs, 31(3), 271–285. doi:10.1017/S089267941700020X

Flint, C. y Taylor, P. J. (2006). Introduction to geopolitics. Routledge.

Flint, C. y Taylor, P. J. (2018). Political geography: world-economy, nation-state, and locality. Routledge.

Gustavo Petro. (24 de septiembre de 2024). 79° periodo de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas [Archivo de Vídeo]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=IV-tQfpvnSc

Oficina del Presidente. (24 de septiembre de 2024). Discurso del Presidente Milei en la Asamblea General de la ONU, 2024 [Archivo de Vídeo]. Youtube. https://www.youtube.com/watch?v=pivu2FQHpHs

Serrano Mancilla, A. (2015). América Latina en disputa. Editorial IAEN.

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Daniel Flores Flores

Estudiante en la Maestría en Ciencias Sociales con orientación en Estudios Latinoamericanos y licenciado en Relaciones Internacionales, ambos por la Universidad de Guadalajara (UdeG). Con diplomas superiores en Geopolítica y en Estudios Latinoamericanos y Caribeños otorgados por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO).

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