Es marzo de 2022. Ha pasado poco más de un año desde ese episodio inolvidable que marcó un hito en la historia del poder político en los Estados Unidos: El asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. Como se recordará, en dicha acción, una turba fue alentada por los llamados de grupos de simpatizantes de Donald Trump para interrumpir la sesión en el congreso estadounidense en donde tenía lugar la validación del proceso electoral que dio el triunfo a Joe Biden.
Ese alboroto, antecedido por un incendiario mitin denominado “Save America”, en donde el discurso del mismo Trump reiteraba la idea de fraude en la elección presidencial de 2020, motivó la movilización de sus partidarios para llevar a cabo dicha acción, la cual se juzga como inédita, inimaginable, e incluso de consecuencias no previsibles.
De acuerdo con Amanda Mars (El País, 2022), se estima que el 70% de los votantes de Trump consideran que hubo fraude en la elección de noviembre de 2020. Claro está que la idea fue puesta en los mensajes de Donald Trump, tanto antes como después del proceso electoral. El objetivo de esos mensajes era restar credibilidad a la elección y descalificar el triunfo de Joe Biden a pesar de lo obvio de los resultados.
Posterior a la elección, la abierta incomodidad de Trump y las intenciones de proseguir en el cargo al finalizar el periodo fueron preparando el propósito de arengar a sus simpatizantes y establecer una perspectiva de ficción, sustentada en el fraude y la promesa de continuar con el fortalecimiento del país, por lo que, para lograrlo, era necesario quedarse a la fuerza.
En el incidente del Capitolio, cientos de personas, entre las cuales algunas tenían atuendos tan llamativos, como el famoso -Q Anon-, ingresaron al recinto con el propósito de reventar la reunión de los congresistas. En cuestión de minutos, el fanatismo, la violencia, la sinrazón y el extremismo superaron al personal de vigilancia que se encontraba en el recinto, por lo que se procuró la evacuación inmediata de todos los legisladores ahí presentes.
Al interior del Capitolio, la destrucción, caos y vandalismo fueron los factores distintivos de este episodio. Para contenerlo, se recurrió al reforzamiento de la seguridad que trajo después a la Guardia Nacional y la implementación del toque de queda en Washington D.C. Asimismo, a pesar de la detención de numerosos manifestantes y la imagen amarga de un golpe a las instituciones más emblemáticas de la democracia estadounidense, la persistencia de ese mensaje de fraude -que fue diseminado por el mismísimo Trump- se afianzó en el ambiente sociopolítico del país.
Después de lo bochornoso de ese evento, la notoria necedad de Trump para aferrarse al poder, su proyecto de país y la pretensión del ideal “Let´s make America Great Again” quedó como un deseo reprimido que también hizo inolvidable el mensaje de “4 more years.” Este otro mensaje añadió la esperanza entre sus simpatizantes para dejar en claro que la intención de estar en el cargo, si no era en lo inmediato, habría que trazar la ruta hacia un periodo posterior.
A pesar de la censura de sus comunicados y la prohibición definitiva de sus mensajes en redes sociales y otros medios, Donald Trump se ha mantenido relativamente distante de los escenarios de la política nacional, aunque activo en algunas cuestiones consideradas como relevantes entre miembros del Partido Republicano. Así las cosas, en eventos en donde gobernadores de este partido tienen la oportunidad de mantenerse en foros abiertos al público (a pesar de la situación de pandemia), la oportunidad para presentarse, aunque sea durante algunos minutos, ha sido capitalizada por el mismo Trump para seguir hablando sobre “fraude”, “migración”, “frontera” y desde luego, otros temas, pero muy en especial, tomar la oportunidad para descalificar y atacar al gobierno de Joe Biden.
Uno de los casos llamativos, precisamente en la participación en público, ha sido el reciente mitin efectuado durante el mes de enero en Arizona, en donde el mismo discurso, los mismos temas y la credibilidad hacia la narrativa que se ha generado, es respaldada por sus seguidores, quienes habiéndose trasladado desde diferentes partes del país, se aprestan para mantener viva la expectativa de una restauración en el poder político. Suman a esta peligrosa polarización, tanto la idea de una presidencia débil del país personificada por Joe Biden y el cuestionamiento a los diferentes resultados en lo que va de su gestión, calificándolos como desastrosos (Colvin, 2022).
Abanderar estos y otros planteamientos -como si estuviera al frente del gobierno, o poniéndose en el lugar de un salvador nacional- han sido los mensajes distintivos de la intención de afianzar su deseo de ser el presidente de los Estados Unidos. Frases aproximadas a algo así como “si yo estuviera, tal situación no pasaría” o “eso no tendría cabida en un gobierno que yo encabezaría” rebasan la imaginación y revelan las ansias de estar de nueva cuenta en el cargo.
Un ejemplo representativo de estas ideas está a la vista en medios como el canal Newsmax. En dicho medio se han aventurado a exponer que en una encuesta correlacionada con esta tendencia. Tan sólo por mencionar uno de los diferentes argumentos sobre las supuestas capacidades de Trump, se destaca ahora que está en curso el conflicto entre Rusia y Ucrania que “el 62% de los votantes registrados creen que Vladimir Putin no habría invadido Ucrania si el expresidente Trump aún permaneciera en funciones” (sic). Aunado a ello, imágenes ad hoc se acompañan con argumentos como “He sido el único presidente de los EUA, en cuyo periodo, Rusia no invadió a ningún otro país” (sic). (Kim, 2022).
Todo esto y más, sucede a la par de una eventual preparación para regresar a la carrera política en el mediano plazo. En ese andar, el camino que podría llevar a esa posibilidad tiene, además de la censura, los escándalos sobre impuestos, las formas para salir avante en el proceso de impeachment del que fue objeto, el ocultamiento de información sobre aspectos considerados como corruptos durante su gobierno y la constante elusión de cuestionamientos sobre los hechos del 6 de enero de 2021.
¿Qué pasará con estas últimas fijaciones realizadas en torno a Trump como protagonista de acciones tan escandalosas? El aparato judicial y la habilidad para esquivar las responsabilidades ante asuntos de diferente magnitud lo han mantenido intacto de cualquier posibilidad de ser avalado de nueva cuenta como un aspirante al poder político del país.
Ahora bien, 2024 podría parecer aún distante en nuestro horizonte. Sin embargo, el tiempo sigue transcurriendo y el escenario sociopolítico de los Estados Unidos experimenta diferentes dinámicas. Entre ellas están el deseo de la sociedad de salir de las circunstancias de pandemia que nos ha atrapado a todos por más de dos años, la expectativa de afianzar la recuperación económica, retomar el ritmo de trabajo y como aspiración máxima, la normalización de la vida cotidiana en los mejores estándares.
El gobierno de Joe Biden se encuentra, al parecer, contra la corriente, pero cuenta con numerosos recursos y medios para superar estos retos. Desde el Plan de Infraestructura y los diversos apoyos a los desempleados, hasta diferentes tipos de ayuda a las empresas para recuperar el paso en sus actividades de mercado. Por otro lado, las tendencias que se desarrollan en el ámbito internacional, también imprimen presión y se entenderá que tomarán las mejores decisiones para salir adelante.
Este año, en el que se desarrollarán elecciones intermedias podrá ser un termómetro que medirá lo caliente o frío que se encontrará el ambiente político para preparar una prospectiva.
Durante 2022 habrá elecciones para renovar el 30% de las posiciones en el senado, así como las gobernaturas en 36 estados del país (incluyendo algunos como Arkansas, Idaho, Carolina del sur y Oklahoma con un fuerte perfil republicano). La situación que se presenta es un panorama de fuerte competencia entre contendientes de los partidos demócrata y republicano. Así las cosas y en el contexto de una polarización política que podría volver a manifestarse, este deseo de insurrección podría encontrar una forma de canalizarse y volver a posicionar a Trump en la ruta que lleva hacia 2024.
De concretarse las expectativas y con el desarrollo de una estrategia de reposicionamiento el Partido Republicano podría retomar el control del Congreso hacia finales de este año y empezar a marcar el ritmo de las tendencias.
En todas estas circunstancias, el entorno de un país dividido, con la posibilidad de volver a materializar la polarización que se vivió en los últimos años, la violencia racial, el rechazo a los migrantes y la visión de un país que requiere fortalecer sus fundamentos para sobresalir en el mundo, podrían ser algunos de los elementos que se harán notorios hacia finales de este 2022, y desde luego, a lo largo de 2023.
Cabe agregar que la actual clase política en el poder en los Estados Unidos, tiene los medios y estrategias para encauzar favorablemente las expectativas. Dependerá enteramente de la administración Biden, de sus principales operadores y también de los miembros del Partido Demócrata mantener el equilibrio y la posibilidad de alejar este escenario de la competencia política que viene. No obstante, crear la fuerza necesaria para así lograrlo llevará a un choque constante de posiciones sobre el futuro del país.
Este 1 de marzo inicia el proceso que dará forma a las elecciones primarias en el estado de Texas. Vienen después las del 8 de noviembre. Lo que derive de la contienda en la que estarán participando tanto los republicanos como los demócratas, podrá ir dando forma a la posible atmósfera que podrá preverse hacia 2023.
En perspectiva, 2024 también estará al alcance. Ese espíritu exhibido el 6 de enero de 2021, de intenciones supremacistas, extremistas, nacionalistas y que han erigido la imagen de Trump podrían regresar a la escena a través de fuertes reivindicaciones para recuperar su posición.
Con Donald Trump, tan influyente y poderoso, y pensando si podría ser de nueva cuenta el candidato que se postule a la presidencia en 2024, estará tanto en el éxito de su estrategia y en las manos de los miembros del Partido Republicano. Haber sido el presidente 45 de ese país y conseguir la postulación para ser el número 47, dependerá también de cómo se vayan concretando las estrategias de su círculo político inmediato.
Referencias:
Charles, Kim. Poll: 62% of registered voters think Putin wouldn´t invade with Trump in WH. 26 de febrero de 2022. Newsmax. Extraido el 27 de febrero de 2022 de https://www.newsmax.com/politics/trump-putin-russia-biden/2022/02/26/id/1058657/
Colvin, Jill. Trump encara obstáculos en intento por retomar la presidencia. Los Angeles Times. Extraido el 26 de febrero de 2022 de https://www.latimes.com/espanol/eeuu/articulo/2022-01-29/trump-encara-obstaculos-en-intento-por-retomar-presidencia
Mars, Amanda. La gran mentira de Trump comienza su segundo asalto. El País. Extraído el 24 de febrero de 2022 de https://elpais.com/internacional/2022-01-06/la-gran-mentira-de-trump-comienza-su-segundo-asalto.html
Analista internacional