Guatemala: Presente y futuro. Retos y desafíos de la elección presidencial de 2023.
Guatemala, gran nación centroamericana que enfrenta grandes retos y desafíos…
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Introducción.
Guatemala, gran nación centroamericana que enfrenta grandes retos y desafíos en materia sociopolítica y económica, celebra una vez más su proceso electoral este 2023. Dicho proceso despierta en el ambiente nacional un ánimo de continuidad o cambio. Ambas dinámicas son siempre un factor de esperanza para cualquier país y sus habitantes, por lo que el evento de este 20 de agosto representa una oportunidad. Los electores podrán validar el esquema de continuidad favoreciendo el status quo o por otro lado apostar a la viabilidad de transformar el rumbo que ha tenido la nación y tratar de llevarla hacia nuevos horizontes. Hoy en día, cuestiones apremiantes en el escenario nacional como los problemas económicos, la violencia desatada por pandillas y mafias, la corrupción, la inseguridad, la creciente migración, así como otras circunstancias forman parte de la agenda de los aspirantes a gobernar el país para los próximos cuatro años. De frente a estas tendencias, el pueblo guatemalteco tiene en su poder la capacidad de decidir su futuro. En general, la expectativa es de incertidumbre ante cualquier resultado. Con estos detalles, el propósito de este breve trabajo, es mostrar una panorámica sobre lo que representan los retos y desafíos del país centroamericano, a partir de lo que pueda derivarse en este proceso electoral.
I.-Contexto.
Guatemala es una nación del istmo centroamericano y colinda hacia el norte con México, al noreste con Belice, así como con Honduras y El Salvador al este y sudeste respectivamente. Por otro lado, colinda hacia el occidente con el océano Pacífico y por el extremo norte hacia el mar Caribe. Este esquema territorial le confiere una perspectiva geopolítica atractiva en lo que representan sus conexiones hacia espacios marítimos que favorecen las actividades pesqueras, turismo y comercio hacia sus puertos, así como por otro lado, el aprovechamiento geográfico en su ubicación mesoamericana para el desarrollo de actividades económicas y productivas, y también en el intercambio de bienes y servicios con sus vecinos (OID, 2022).
Por otra parte, y de acuerdo con datos del Banco Mundial (2021), se estima que la población es de unos 18 millones de habitantes y de la cual la economía más grande de América Central, refleja un panorama demográfico de contrastes. Se trata de una de las naciones con mayor desigualdad y pobreza en la región de América Latina y el Caribe. Tomando en cuenta la información disponible de esta institución internacional, cerca del 54% de los guatemaltecos están por debajo del umbral de la pobreza. No obstante, el producto per cápita se ubica en 5, 025 US dólares y es considerado un país de ingreso medio alto, que en contraparte cuenta con un Indice de Desarrollo Humano (IDH) de 6.33, el cual lo ubica en la posición 127 de 169 naciones de dicho indicador (Solórzano, 2022).
Se estima también que en el escenario nacional, la desigualdad socioeconómica es impresionante. La concentración de la riqueza en pocas personas ha ido consolidándose a lo largo de los años. Hoy en día 260 personas sobresalen como los principales poseedores de recursos monetarios pues su riqueza equivale al 56% del PIB (Quintela, 2017). Frente a esto, el resto de la población se encuentra en posición critica en cuanto a sus ingresos económicos. Una sola persona de esas 260 que forman parte de la élite económica dispone de la riqueza equivalente al 42% de la población. Así de impresionante es la desigualdad en el país. A todas luces representa un reto para un candidato presidencial que pudiera contemplar expectativas de mejora en este rubro, el cual se percibe como un reto demasiado complicado.
En otro rubro, el país tiene una gran diversidad de recursos naturales y estratégicos. Cuenta con petróleo, uranio, níquel, piedra caliza, carbón, oro, hierro, plata, cobalto, entre otros. En su comercio exterior, su estructura productiva vinculada a los mercados internacionales se caracteriza por productos esencialmente agropecuarios. Entre sus exportaciones se encuentran azúcar, frutas y verduras, café, plátano y legumbres frescas, por mencionar algunas de los registros más representativos (Ministerio de Exteriores de España, 2023). A través de este referente, puede notarse que el país se ha caracterizado por ser un proveedor de productos básicos en los mercados internacionales. Además de formar parte del tratado comercial del Triángulo del norte (junto con El Salvador y Honduras) para llevar adelante su comercio exterior con México, los principales socios comerciales del país son los Estados Unidos, las naciones de Centroamérica, la Unión Europea, Japón, Corea del sur, Brasil, India y Holanda (Banco de Guatemala,2023).
Hoy en día, del 100% de sus habitantes en edad laboral, el 29.2% de la población se encuentra laborando en actividades agrícolas, 28.7% en el comercio al por mayor, el 14% en la industria manufacturera y el 27.9% en áreas como la defensa, sector público, servicios financieros, información y comunicación (Gándara, 2022).En los años recientes, el país ha experimentado un crecimiento económico promedio de 3,5% (PIB), el cual resulta insuficiente para mejorar las condiciones de subsistencia de los sectores sociales menos favorecidos, pues además de tener la oportunidad de expansión de las actividades productivas, la concentración de la riqueza y la desigualdad, aunadas a la dificultad en oportunidades para el empleo, se dificulta en su conjunto la expectativa de movilidad social.
En suma, por estos, y otros elementos asociados a las expectativas generales para progreso nacional, tanto en el momento presente y el futuro muestran que el país tiene un gran potencial en recursos naturales y demográficos, pero que tiene a la vez una disociación en la forma en que se aprovechan los medios para generar riqueza y distribuirla. La situación que se enfrenta es la de una estructura productiva que, por la organización y prácticas de tipo excluyente, poco favorece las condiciones de desarrollo socioeconómico nacional.
Este es, en parte, el perfil del país. Faltará entonces entender que los patrones de liderazgo nacional están puestos, precisamente, en esta dinámica de crisis o continuidad. El pueblo guatemalteco.
II.-Entorno político nacional.
El país centroamericano tiene una larga data de problemas de carácter sociopolítico. Tiempo atrás, ha padecido circunstancias que le ponen en una situación de gran disputa por el liderazgo nacional. El desacuerdo sobre como debe gobernarse al país, tiene sus génesis desde su formación como Estado nacional, es decir, se ha tenido la visión de diferentes propuestas para hacer una realidad a la nación guatemalteca como entidad independiente, soberana, autónoma y con un futuro certero. También, a lo largo del siglo XX, la experiencia de gobierno nacional ha transitado por gobiernos democráticos y militares. Algunos otros aspectos que se agregarían a esta dinámica incluyen la visión extractivista de regímenes políticos que han aprovechado las circunstancias para la explotación de los recursos nacionales en beneficio de minorías al estar al frente del país, valiéndose de ello con el aprovechamiento del poder político (PBI Guatemala, 2023). Este es un tema sumamente polémico que se estima que tiene una perdurabilidad hasta el momento actual pues dicha visión lleva a percibir que el Estado, además de excluyente, es autoritario y propone un esquema de convivencia social alejado de preceptos de igualdad y la no discriminación.
Estableciendo una breve crítica sobre este aspecto, es notoria la captura del Estado por parte de grupos de la elite económica y política se ha materializado a lo largo de ese toda la historia del país. Regímenes militares y de perfil democrático han estado presentes a lo largo del tiempo, y cada uno de ellos le ha impreso un sello distintivo mientras han tenido su momentum al frente del mando nacional. Tomando en cuenta dichas circunstancias, el país ha atravesado por cuestionables dictaduras militares, así como gobiernos democráticos de diferente sello que han tratado de perdurar (Cano, 2020). Sin embargo, el entorno sociopolítico se ha visto caracterizado por la corrupción que ha atravesado prácticamente todos los niveles de gobierno y ha manchado la costosa gobernabilidad democrática, generando otros problemas que han marcado una notoria debilidad institucional. Frente a ello, la movilidad social como alternativa a la regeneración de las estructuras de gobierno ha enfrentado la represión que impide reformar por cualquier vía la política nacional. La mano dura, no ha acallado la insurgencia popular que busca dar a los pilares de gobernabilidad, un toque de sensibilidad orientado a la mejora de las condiciones de vida en el país.
La experiencia política del país atraviesa por un vaivén de inestabilidad que ha pasado por la guerra civil, gobiernos de tipo militar y también por aquellos que han representado expectativas democráticas. En todos los casos, se han dado fuertes discusiones y tomado decisiones muy polémicas en torno a los recursos estratégicos del país y que han derivado en concesiones y leyes que han favorecido a grandes empresas nacionales y extranjeras que han estado cercanas al poder político. También, en una tendencia que ha sido decisiva frente a desacuerdos políticos, se ha desatado la violencia, derivando en la eliminación sistemática de diferentes líderes sociales o personalidades con notoria oposición a los gobiernos asociados a los grandes capitales locales o internacionales, tal cual fue el caso de Oscar Adolfo Mijangos. Con esta dinámica de violencia y lucha por el poder político, el país ha mantenido una tendencia de elecciones presidenciales que en varias ocasiones han traído a la vista procesos de competencia fraudulentos y una notoriedad en formas tramposas de competencia por los principales puestos de gobierno nacional (Torres, 2015).
Así han pasado, en el péndulo de la política, de moderación o excesos, de democracia o de facto, los gobiernos de Alfonso Portillo, Alvaro Arzú, Efraín Ríos Montt, Oscar Berger, Alvaro Colom, y de ahí hasta los tiempos actuales. Mientras tanto, entre intenciones de levantar al país o de atender los intereses de grupos asociados a la esfera gubernamental, la situación de deterioro socioeconómico se agudiza en diferentes formas. Las expectativas de políticas públicas que podrían atenuar las circunstancias se dificultan al paso del tiempo y se convierten en desafíos que requerirán de muchos años para lograr su reversión.
Al paso de los años, tras elecciones presidenciales con este perfil, golpes de Estado y surgimiento de guerrillas, las diferentes dinámicas de gobierno se han sumido en una problemática de confrontaciones, legitimidad y credibilidad en las instituciones políticas. Todo ello se ha acentuado a lo largo del tiempo. Por ende, la posibilidad de llegar a una reconciliación nacional, de tomar decisiones relevantes, o impulsar convivencia social estable se ven como expectativas muy distantes en el horizonte del país. En contraste a ello, el advenimiento de mafias, pandillas, y nuevos grupos criminales en la geografía guatemalteca, han empezado a azotar la vida de las ciudades y los espacios rurales, dificultando aún más las posibilidades de gobernabilidad efectiva. Han surgido nuevas asociaciones entre el poder político, la oligarquía y delincuencia, creando el nuevo panorama del país. Así se van las mañanas, los atardeceres, las noches de una gran nación que podría tener un rumbo diferente para crear una nueva narrativa de esperanzas. Por ende, la competencia por el poder y la trayectoria de las diferentes personalidades políticas han sido objeto de cuestionamiento general, por lo tanto, las expectativas de los competidores entran en sincronía con la esperanza y motivación de los electores.
Así llegamos a este escenario de 2023, con una apuesta a la continuidad o al cambio. El país mantiene diferentes contrastes y temas reiterativos, como la migración, inseguridad, las pandillas, el deterioro socioeconómico, la corrupción y una lista larga de temas de gobierno, crecen ante la circunstancia de que esta elección presidencial pueda contribuir a la modificación de ese enervante contexto y lo transforme en esperanza, gradualmente; o por el contrario, que las cosas permanezcan sin cambios y continúe la inequidad, racismo, exclusión y otros aspectos que se han venido “normalizando” en la vida cotidiana del país (Maldonado, 2023).
III.-La elección de 2023.
En el aspecto político, el proceso de votación a puestos de elección popular de quienes “representan” a los ciudadanos guatemaltecos por los próximos cuatro años, ha significado un proceso arduo desde el inicio de la era democrática. En efecto, se han vivido momentos muy difíciles, en los cuales se observan elementos que han afectado a la democracia en nuestro país; aunado al debilitamiento paulatino de las instituciones gubernamentales, nos representa una amalgama peligrosa.
De hecho, este año 2023 se están llevando a cabo las elecciones para presidente, vicepresidente, diputados al Congreso de la República, Parlamento Centroamericano y alcaldes. Sin embargo, desde el inicio, las elecciones se han desarrollado en un ambiente de incertidumbre y fluctuación, puesto que, en la primera vuelta, se les prohibió la participación a diversos candidatos; tal es el caso de Telma Cabrera candidata presidencial y Jordán Rodas candidato a vicepresidente por parte del partido Movimiento para la Liberación de los Pueblos MLP, Roberto Arzú candidato a presidente y David Pineda candidato a vicepresidente del partido Podemos y Carlos Pineda presidenciable y Efraín Orozco vice presidenciable del partido Prosperidad Ciudadana, entre otros candidatos a diputados y alcaldías.
Con estos acontecimientos se afecta directamente el principio categórico de igualdad mencionado por Dahl (1992) “la creencia de que todos los miembros de una sociedad están capacitados por igual para gobernar” (p. 351-352). Es decir, que no existió igualdad en la inscripción de los candidatos que por diversas razones fueron descartados en el proceso rumbo a la primera vuelta electoral del pasado 25 de junio.
Estas acciones se llevaron a cabo por, grupos de poder con el fin de crear un tablero electoral idóneo para sostener sus privilegios, lo cual continuo con el descarte de los candidatos, buscando así darle al ciudadano una quimérica sensación de democracia y elección de los futuros gobernantes. Sin embargo, no determinaron que los guatemaltecos tenían un voto silencioso y de afinidad hacia el candidato presidencial Bernardo Arévalo y Karin Herrera vice presidenciable del partido Semilla, quienes lograron llegar a segunda vuelta junto con la candidata Sandra Torres y Romeo Guerra1x del Partido Unidad Nacional de la Esperanza.
IV.-La elección presidencial: Un reto para la democracia.
A la luz de la segunda vuelta electoral para la elección de presidente y vicepresidente, desde el inicio se dio un proceso un tanto turbulento; esto se mostró con la lenta oficialización de los resultados sobre los candidatos que pasarían a la segunda vuelta. De hecho, nueve (9) partidos políticos inconformes con los resultados realizaron la solicitud de un nuevo conteo a la Corte de Constitucionalidad (CC), quienes a su vez ordenaron al Tribunal Supremo Electoral (TSE) que no se oficializaran los datos hasta que existiese una nueva revisión en las papeletas de la primera vuelta, generando así un ambiente de incertidumbre e inestabilidad en la población guatemalteca, quienes ya habían decidido en las urnas.
En consecuencia, se realizó nuevamente el escrutinio de los votos, llegando a la conclusión de que las variaciones eran mínimas y que con esto se confirmaban los resultados iniciales, contando con la participación de observadores internacionales, sociedad civil y otros grupos que estuvieron presentes, dándole seguimiento al caso.
También se dio una serie de acciones realizadas por parte del Ministerio Público (MP) a través de la Fiscalía Especial contra la Impunidad (FECI) y el juez de turno, entre éstas solicitar la cancelación de la personalidad jurídica del Partido Semilla, con diferentes movimientos incluyendo allanamientos en el Tribunal Supremo Electoral (TSE) e incluso en la misma sede del partido Semilla, manteniendo las reservas del caso; así como la denuncia en contra de algunos partidarios de Semilla.
De hecho, el director del Registro de Ciudadanos del Tribunal Supremo Electoral (TSE), dijo que era inconstitucional solicitar la cancelación de un partido político una vez convocada la segunda vuelta y se negó a cancelar al partido, sin embargo, en una jugada anómala, la FECI solicita quitarle el derecho de antejuicio al registrador por desobediencia, cuestión que resultaba improcedente, pues la segunda vuelta ya se había oficializado. Sin embargo, debido a una serie de amparos resueltos por la Corte de Constitucionalidad (CC), se frenaron estas acciones, pero dejaron la puerta abierta para que se siguiera con la investigación sobre la cancelación del partido Semilla, la cual es posible que pueda continuar al finalizar las elecciones.
Entre otros acontecimientos, se continuó con momentos tensos, pues el Ministerio Público (MP) solicitó el listado con nombres completos de los digitadores de los resultados de la primera vuelta, lo cual perpetuo con los aires de inestabilidad entre la ciudadanía guatemalteca.
En consonancia, la comunidad internacional tiene los ojos puestos en todo el proceso electoral, de hecho, el gobierno de los Estados Unidos de América ha mostrado preocupación por dichas acciones realizadas por estos actores y es Sir Ronald Sanders quien hace estas aclaraciones con respecto al caso de los digitadores:
“La demanda del fiscal de fiscal de que le Tribunal Supremo Electoral (TSE) debe proporcionar detalles de los trabajadores de entrada de datos en el actual proceso electoral en Guatemala es intimidatoria y políticamente cargada. Las elecciones deben estar libres del uso indebido del sistema legal” mostrando así preocupación por la judialización del proceso electoral.
A su vez la Organización de Estados Americanos (OEA), se pronunciaron sosteniendo que hay un exceso de judialización en los resultados en los días anteriores a la primera vuelta y de hecho si han estado involucrados en todo el proceso electoral.
En adición, el pasado 02 de agosto de 2023, se recibió la visita del secretario general de la OEA Luis Almagro, quien reitero que dicha organización, estaba preocupada por la democracia en Guatemala y entregó el informe preliminar al Consejo Permanente, de lo que observó durante su visita reiterando su preocupación por la democracia, pero que había logrado un compromiso de los altos poderes del Estado para que la segunda vuelta se realizara sin anomalías.
En consonancia a la identificación de los actores involucraros en este proceso, es importante mencionar a ciertos personajes que han formado parte fundamental tanto en la primera como segunda vuelta que son los denominados “influencers”, quienes a su vez se han encargado de difundir información de todo tipo en redes sociales, ya sea para informar al ciudadano o para generar olas de desinformación. Se considera importante mencionar a este actor, porque, aunque no es visible en la mayoría de los análisis, estos personajes denominados “influencers” de alguna manera impactan en la decisión de voto de los ciudadanos guatemaltecos, debido a que las redes sociales se han convertido en un medio de comunicación muy poderoso con gran influencia.
V.-Conclusiones.
Este vaivén de acciones realizadas por diversos actores y grupos de poder en contra de que se realice la segunda vuelta, han generado durante todo el proceso electoral un ambiente de zozobra e inestabilidad, pero en esta segunda vuelta, que se llevará a cabo el 20 de agosto se espera que los ciudadanos salgan a votar con las propuestas de ambos candidatos analizadas y con la decisión correcta en mano.
Se contempla que el porcentaje de personas que votaron nulo en la primera vuelta, será fundamental para ganar la presidencia, pues el candidato que gane este voto, ganaría la presidencia. A lo que se considera que con la información que se ha ido distribuyendo de mano en mano y al ver que se está tratando de evitar una candidatura en específico, los ciudadanos guatemaltecos se den cuenta de quienes representan un peligro para el sistema actual, lo cual automáticamente hablaría de la búsqueda de un cambio positivo en función del bien común.
Entonces, en el escenario probable de que ganara la presidencia el candidato Bernardo Arévalo y Karin Herrera del Partido Semilla, se espera que durante su periodo presidencial lleven a cabo reformas en el sector salud, en educación y en programas de desarrollo económico para la pequeña y mediana empresa, así como el combate contra la corrupción, entre otros planes y proyectos presentados.
Sin embargo, es importante hacer la salvedad de que la inoperancia de las instituciones públicas lleva muchas décadas incrustada en el Estado, pero confiando en la experiencia de los miembros del partido y quienes formen parte de su gabinete de ministros y secretarios, se pueda iniciar un proceso de cambio dentro de las instituciones especialmente del Organismo Ejecutivo, que es en donde se tiene injerencia directa, lo cual vislumbra una víspera de cambios positivos para Guatemala, debido a que la voluntad política es fundamental para iniciar un cambio en cualquier proceso de desarrollo de un país.
En el caso de que quedase Sandra Torres y Romeo Guerra de la Unidad Nacional de la Esperanza, se considera que el escenario no cambiará mucho con respecto a lo que se vive actualmente, es decir solo sería una consolidación del sistema actual. Así que es importante que se razone el voto este 20 de agosto. Continuidad o cambio. Veremos el resultado y tendremos claro el horizonte al cual se dirige el país.
VI.-Referencias bibliográficas
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