La suspensión de la Cumbre de las Américas en la República Dominicana
La Cumbre de las Américas constituye uno de los espacios más relevantes de diálogo político y cooperación hemisférica desde su creación en 1994. Concebida dentro del marco institucional de la Organización de Estados Americanos (OEA), reúne a jefes de Estado y de Gobierno para abordar temas como democracia, prosperidad económica y seguridad regional. Para el año 2025, la sede de este importante foro corresponde a Punta Cana, en la República Dominicana. No obstante, la convocatoria fue suspendida debido a tensiones diplomáticas derivadas de la exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela. El presente análisis examina las causas, reacciones y posibles implicaciones de dicha suspensión para la política regional.
Contexto institucional de la Cumbre
La Cumbre de las Américas es organizada por la Secretaría de Cumbres de la OEA, responsable de realizar las convocatorias oficiales y coordinar los mecanismos de participación de los Estados miembros. En esta edición, la Cumbre estaba programada para celebrarse del 1 al 5 de diciembre de 2025. Sin embargo, el anuncio generó controversias debido a la exclusión de tres países: Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Cabe recordar que, en el caso venezolano, su salida formal de la OEA ocurrió en abril de 2019, tras la solicitud presentada por el presidente Nicolás Maduro en 2017, cumpliendo así el procedimiento reglamentario establecido por el organismo.
Reacciones de México y Colombia
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el presidente de Colombia, Gustavo Petro, manifestaron públicamente su rechazo a la exclusión de los tres países señalados.
- Claudia Sheinbaum argumentó que México no estaba de acuerdo con la exclusión de ningún país del hemisferio y que, además, su atención debía concentrarse en la emergencia nacional ocasionada por fuertes lluvias.
- Gustavo Petro sostuvo que una Cumbre de las Américas “no puede comenzar con exclusiones”, y abogó por una visión de una “gran América unida”. Asimismo, expresó inconformidad con la falta de respuesta de Estados Unidos a su solicitud de sostener un encuentro CELAC–EE.UU. para tratar temas de integración, al tiempo que criticó bombardeos estadounidenses en el Caribe.
Ambas posiciones generaron una presión diplomática significativa sobre la convocatoria.
Respuesta de la República Dominicana
Ante estas tensiones, el presidente dominicano Luis Rodolfo Abinader Corona señaló que no existían condiciones para sostener un diálogo productivo en la región, debido a profundas divergencias políticas y al complejo escenario geopolítico. Según Abinader, la exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela replicaba la política aplicada por Estados Unidos en la Cumbre de 2022 en Los Ángeles, lo que provocó amplio descontento y fue percibido como una imposición externa.
Los argumentos dominicanos fueron formalizados mediante un documento presentado por el canciller Roberto Álvarez.
Otras tensiones diplomáticas
La controversia no se limitó a gobiernos de orientación progresista. El presidente de Argentina, Javier Milei, también expresó reservas respecto a la organización del evento. A ello se sumó la incertidumbre sobre la asistencia del presidente estadounidense Donald Trump, debido a exigencias protocolares y de seguridad que complican la logística diplomática.
Evaluación estratégica de la suspensión
La decisión del presidente Abinader de suspender —o posponer— la Cumbre puede interpretarse como una maniobra diplomática prudente. De haberse mantenido la convocatoria, podría haberse producido un “efecto dominó” de ausencias tanto de mandatarios progresistas como de sectores conservadores, debilitando la legitimidad del foro. Asimismo, la suspensión previno la posibilidad de enfrentamientos directos entre jefes de Estado, como el ocurrido durante la Cumbre de Río (2008) entre Álvaro Uribe y Rafael Correa.
Por otro lado, la región atraviesa un proceso de reconfiguración política, por lo que una nueva convocatoria para 2026 podría realizarse en un contexto menos polarizado. Sin embargo, un escenario de confrontación militar entre Estados Unidos y Venezuela —si llegara a producirse— afectaría gravemente la estabilidad hemisférica y dificultaría cualquier instancia de diálogo.
Conclusión
La suspensión de la Cumbre de las Américas en la República Dominicana revela la persistente fragilidad del sistema interamericano frente a tensiones ideológicas y geopolíticas. La exclusión de países, las diferencias entre gobiernos de distintas orientaciones, y la presión diplomática de actores clave como México y Colombia fueron determinantes en la decisión adoptada por el Gobierno dominicano.
Persisten interrogantes relevantes:
- ¿Influyó directamente la decisión de Sheinbaum y Petro en la suspensión?
- ¿Será posible reprogramar la Cumbre para el año 2026?
- ¿Incidieron las exigencias del presidente Donald Trump en la inviabilidad del evento?
La resolución de estas preguntas dependerá de la evolución del panorama político regional y de la capacidad de los Estados del hemisferio para privilegiar el diálogo sobre la confrontación.














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