La (geo)política de las elecciones en Venezuela: clivajes y claves interpretativas de cara al 28 de julio
Introducción
Las elecciones en Venezuela, programadas para el 28 de julio, representan un hito significativo no solo en el panorama político interno del país, sino también por su posición geopolítica a nivel mundial. Aunque la polarización de la información y la toma de posiciones políticas e ideológicas impiden tener una visión equilibrada de los hechos que suceden en Venezuela (López Maya, 2016), el objetivo de este texto es entender las dinámicas en juego y contextualizar las elecciones en un momento que va más allá de la coyuntura.
No se trata de evaluar la gestión del gobierno de Nicolás Maduro, quien ha sido presidente de Venezuela desde 2013, ni de calificarlo como democrático o autoritario; tampoco es cuestión de sumarse a la dicotomía dominante que plantea las elecciones del 28 de julio como un escenario en el que se vota por la democracia o por la dictadura, sino de desentrañar los clivajes internos y externos, así como las claves interpretativas que enmarcan este proceso electoral en un marco (geo)político más amplio. Este enfoque permite entender mejor cómo las dinámicas internas del país interactúan con las fuerzas y actores externos, y cómo estas interacciones moldean no solo el futuro de Venezuela, sino también el contexto regional y global en el que se desarrollan.
Finalmente, es importante trascender simplificaciones que plantean el clivaje venezolano como dictadura/democracia, libertad/represión, esperanza/desesperanza, chavismo/antichavismo. Este enfoque binario no captura la complejidad de las dinámicas políticas, sociales y económicas de la (geo)política venezolana. Una comprensión matizada debe considerar las diversas fuerzas internas y externas que inciden en el país, incluyendo la influencia de actores internacionales en la configuración del escenario electoral actual. Solo a través de un análisis más profundo y multifacético, así como la revisión de las propuestas de los principales contendientes, podemos entender plenamente las realidades y desafíos que enfrenta Venezuela en estas elecciones y más allá.
La geopolítica mundial y Venezuela
El escenario de la geopolítica internacional contemporánea se configura a través de una interacción compleja que involucra rivalidades políticas y competiciones regionales. La crisis multidimensional que atraviesa Venezuela, abarcando aspectos políticos, económicos y sociales, alcanzó su punto álgido entre 2016 y 2020. Este período se caracterizó por la internacionalización de la crisis, impulsada por la creciente presencia mediática del país a nivel global y el papel activo de sus vecinos regionales junto a grandes y medianas potencias mundiales, ilustrando claramente esta interacción.
En un texto escrito para la revista francesa Diplomatie, Gaudichaud y Posado (2021) argumentan que la crisis en Venezuela no solo refleja las rivalidades entre China y Estados Unidos en toda América Latina, sino que también persiste como un tema de intensa polarización política y geopolítica. Esta situación, estructura y desestructura la política interna de diversos países y las alianzas regionales, posicionándose como el epicentro de todas las crisis que afectan al continente americano. Borda, Otero, Ospina Calvachi y Haya (2022, p. 391) llegaron incluso a afirmar que la compleja situación venezolana “se ha constituido en uno de los retos más sobresalientes que ha tenido que enfrentar el sistema internacional”.
En un análisis para CNN, Pozzebon (2024) sostiene que “Caracas suele ser considerada como una cabeza de puente para el presidente ruso Putin y el líder chino Xi Jinping en el patio trasero de Washington”. En el contexto que González González, Hirst, Luján, Romero y Tokatlian (2021) definen como una coyuntura crítica en medio de una transición de poder que sacude los cimientos del orden mundial liberal en todos los ámbitos, y en la cual el escalamiento de la rivalidad entre Estados Unidos y China ha generado presiones crecientes sobre el erosionado andamiaje multilateral global, Venezuela juega un papel de primer orden.
De acuerdo con Alberto Rocha (2021), el ciclo electoral comprendido entre 2015 y 2019 en América Latina, que marcó una reconfiguración política en favor de diversas fuerzas de derecha, se relaciona directamente con la competencia por la primacía en la región entre Estados Unidos y China, como parte de la lucha por la hegemonía mundial. En línea con este argumento, Hirst et al. (2020) apuntan que la política de Estados Unidos hacia Venezuela está influenciada por la percepción de que los intereses chinos, la presencia militar-energética rusa y la influencia política cubana conforman una mezcla perjudicial para su seguridad geopolítica. El Almirante Craig Faller, jefe del Comando Sur de Estados Unidos (SouthCom) lo expresa de la siguiente manera:
Cada desafío y amenaza a la seguridad en nuestro hemisferio está atravesado por la crisis en Venezuela. Rusia proporciona aliento vital a través de préstamos, apoyo técnico y militar y retórica. China es el mayor acreedor estatal en solitario, endeudando tristemente al pueblo venezolano con más de 50 mil millones de dólares y exportando tecnología de vigilancia usada para monitorear y reprimir al pueblo venezolano. Irán ha reiniciado vuelos directos de Teherán y revitalizado sus lazos diplomáticos. Siempre presente, Cuba provee de personal crítico y recursos para apuntalar a un dictador corrupto. (Faller, 2019, como se citó en Romero Rebollo, 2023, p. 256)
En palabras de Romero Rebollo (2023, pp. 255-256) “Venezuela se instala en el centro de la disputa hegemónica. Sus alianzas con los adversarios de Estados Unidos suman una causa más para intentar retomar el control del país”. Venezuela, como en su momento lo fue Cuba y Nicaragua durante la Guerra Fría, representa un ejemplo de construcción política y geopolítica antiimperialista que, desde la perspectiva estadounidense, debe erradicarse antes de que se propague (Tirado Sánchez, 2019). Según la argumentación de Georgette Ramírez Kuri en su tesis doctoral de Estudios Latinoamericanos por la UNAM,
Si bien el Antiimperialismo en América Latina es una idea fuerza que precede al proyecto geopolítico de Venezuela, es precisamente el Estado bolivariano quien levanta el antiimperialismo como principio de su política exterior e interior. Desde el inicio de la Revolución bolivariana en 1999, el entonces presidente Hugo Chávez retomó el antiimperialismo de José Martí presente en las luchas revolucionarias latinoamericanas y elhispanoamericanismo de Simón Bolívar, para hacerlos converger en el bolivarismo y el proyecto alternativo de geopolítica latinoamericana. (Ramírez, 2021, p. 330)
En pocas palabras, como señalan Malamud y Núñez (2019, p. 1), “en Venezuela se juega tanto su propio futuro como el de los nuevos equilibrios dentro de América Latina, alcanzando incluso ciertas repercusiones geopolíticas internacionales”. Esta apreciación continúa vigente. Lo que está en juego en estas elecciones no es solo el futuro de las vastas reservas de petróleo de Venezuela, cruciales para su economía y geopolítica. Además, se decidirá la continuidad de una política exterior caracterizada por sus alianzas estratégicas con países como China, Cuba, Rusia e Irán.
Otro aspecto crítico es el manejo de la crisis económica y la migración que esta ha provocado, agravada por una guerra económica impulsada por Estados Unidos y sus aliados occidentales. La presión económica, política y diplomática sobre el gobierno de Maduro resulta más perjudicial que beneficiosa en el objetivo declarado de democratizar el régimen. Los Estados que están expuestos a interferencias externas en sus procedimientos democráticos son menos democráticos de lo que serían si no estuvieran tan expuestos o limitados por dichas interferencias (Simon y Parody, 2023). El triunfo electoral de la oposición significaría un levantamiento de las sanciones, mientras que un resultado favorable por parte del oficialismo podría reflejarse en un aumento de las sanciones si se considera que hubo fraude. Ambos escenarios implicarían una injerencia directa de Estados Unidos en este proceso electoral.
En este orden de ideas, no puede entenderse lo que sucede en el ámbito socioeconómico y político venezolano, en donde destaca la crisis económica y la autocratización del gobierno, sin tomar en cuenta “las constricciones que implican elementos tan determinantes como la existencia de un bloqueo económico y financiero internacional que se une a la guerra económica y que destroza, literalmente, las posibilidades de recuperación de la economía venezolana” (Tirado Sánchez, 2019, p. 89).
Venezuela, asediada por amenazas de invasión y dañada económicamente por un severo bloqueo en el marco de una guerra irregular, necesita celebrar sus elecciones con transparencia y que el veredicto popular sea respetado, sea cual sea el resultado. Solo de esta manera podrá recuperar un papel protagónico en la geopolítica mundial; las elecciones del 28 de julio no solo determinarán la dirección interna del país, sino también su posición y relaciones en el escenario internacional.
Nicolás Maduro y Edmundo González Urrutia: dos proyectos de nación
Los cambios en la orientación político-ideológica de los gobiernos tienen un impacto significativo en las orientaciones de la política exterior de los países latinoamericanos. El cambio en las administraciones presidenciales a principios de la década de 2020 trajo consigo diferentes perspectivas sobre la política exterior, basadas en principios ideológicos y consideraciones pragmáticas (González González, 2022). Lo mismo puede suceder con Venezuela y su posición geopolítica a nivel mundial.
Diez candidatos se disputan la presidencia de Venezuela el 28 de julio, pero según encuestas recientes, solo dos concentran la mayoría de la intención de voto: Nicolás Maduro, que busca la reelección, y Edmundo González Urrutia, apoyado por María Corina Machado, quien ganó la primaria presidencial opositora, pero está inhabilitada para ocupar cargos públicos.
De acuerdo con una nota de France 24, Félix Seijas, director de Delphos, reveló que Edmundo González lidera las encuestas con una intención de voto del 59,1%, mientras que Nicolás Maduro alcanza el 24,6%. Según Saul Cabrera, presidente de Consultores 21, González mantiene una ventaja insuperable, con un apoyo entre el 55% y el 60%, frente al 25%-28% de Maduro. En contraste, Hinterlaces muestra a Maduro con un 56,7% y a la oposición con un 23,2%. Este resultado ha sido criticado por la oposición, que acusa al director de Hinterlaces, Óscar Schemel, de favorecer al chavismo. La Coalición de medios ‘C-Informa’ señala que seis encuestadoras de reciente creación, incluida Data Viva, también favorecen a Maduro. Data Viva otorga a Maduro un 55,2% de preferencia frente al 20,9% de González (Zambrano, 2024).
A continuación, se presenta un resumen de las propuestas de ambos candidatos para el próximo sexenio:
La estrategia de Nicolás Maduro consiste en la implementación de las Siete Grandes Transformaciones (7T) que, según señala el mandatario, darán paso a la construcción colectiva del socialismo rumbo al desarrollo del país (MPPPST, 2024). Estas transformaciones abarcan los siguientes ámbitos:
- Transformación económica: Tiene como objetivo modernizar los métodos y técnicas de producción de riqueza nacional para consolidar una diversificación económica que establezca un nuevo modelo exportador.
- Independencia plena: Busca “actualizar y expandir” la doctrina bolivariana en sus dimensiones política, científica, cultural, educativa y tecnológica.
- Consolidación de la paz y seguridad ciudadana: Se enfoca en perfeccionar el modelo de convivencia ciudadana, garantizando justicia, derechos humanos y paz social y territorial, incluyendo la defensa y desarrollo de la Guayana Esequiba.
- Recuperación de la protección social: Abarca una modificación total del modelo de protección humanista, con el fin de acelerar el restablecimiento del Estado de bienestar y afianzar “los valores del socialismo venezolano”, incluyendo sus misiones y grandes misiones.
- Proceso de repolitización: Se centra en la política como un elemento esencial para consolidar la democracia directa y fomentar una ética republicana.
- Transformación ecológica: Relacionada con el medio ambiente, esta transformación implica enfrentar la crisis climática, formar conciencia ambiental, proteger al pueblo del impacto ambiental y resguardar la Amazonía y otras reservas naturales de la explotación capitalista.
- Transformación geopolítica: Propone la inserción y el liderazgo de Venezuela en la nueva configuración mundial, reconstruyendo la integración latinoamericana y caribeña y fortaleciendo los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
Edmundo González Urrutia, basa su proyecto de nación en un documento llamado “Venezuela, tierra de gracia” en el que Corina Machado había expresado su plan de gobierno. Este programa se basa en seis ejes de política para lograr la libertad, la democracia, y la prosperidad para Venezuela (Corina Machado, 2023). Estos ejes son:
- Bases políticas para la convivencia: Restablecimiento de la libertad, la democracia y el funcionamiento efectivo del Estado.
- Estabilización Expansiva: Una economía para la prosperidad, la eliminación de la pobreza y el crecimiento de la clase media.
- Una sociedad de oportunidades, inclusión y movilidad social.
- Desarrollo de una economía verde resiliente, protección ambiental y transición del modelo energético.
- Restablecimiento del lugar de Venezuela en el mundo y atención a los venezolanos en el exterior. En este punto, el programa de “Venezuela, tierra de gracia” señala que se promoverán las relaciones con las naciones y organizaciones internacionales que comparten los valores de la democracia. Esto implica un replanteamiento en los códigos geopolíticos de Venezuela hacia países como Rusia, China, Cuba y, sobre todo, Estados Unidos.
- Seguridad Ciudadana para la Regeneración Democrática en Venezuela y defensa de la soberanía.
A estos ejes se añaden tres principios fundamentales:
- El libre desarrollo del individuo: Este principio promueve la innovación y el conocimiento, fomenta la solidaridad y respeta la libertad de asociación de los ciudadanos, considerándolos elementos esenciales para una sociedad civil robusta.
- El Estado al servicio del ciudadano: El Estado debe garantizar la protección de la vida, la libertad y la propiedad de cada individuo, asegurando el acceso a la justicia, la seguridad y los bienes públicos. La administración pública se regirá por los principios de eficiencia, meritocracia y transparencia.
- La economía de libre mercado: Este modelo económico promueve y respeta la competencia, buscando un crecimiento constante en productividad, eficiencia y calidad de bienes y servicios. Implica un respeto absoluto por la propiedad privada para incentivar la iniciativa empresarial y abrir a Venezuela a los mercados globales.
Aunque estos ejes parecen configurar las relaciones entre Estado, mercado y sociedad de manera diferente a lo propuesto por Maduro, en la que el Estado desempeña un papel predominante, a veces fomentando la corrupción y el clientelismo, es crucial destacar que el programa de González Urrutia otorga un rol central al mercado. Este enfoque recuerda a los gobiernos neoliberales del pasado, que confiaban en que la “mano invisible” del mercado podría resolver no solo los problemas económicos, sino también los desafíos políticos y sociales, exacerbando la desigualdad económica y la asimetría política. De igual manera, de acuerdo con el documento “Venezuela, tierra de gracia”,
se debe emprender un programa extenso de privatización de empresas públicas, incluyendo la actividad petrolera, para deslastrar al Estado de funciones empresariales que no le competen y atraer inversiones nacionales e internacionales que revitalicen la economía. En la medida en que se acelere el crecimiento, se reducirá masivamente pobreza y se creará una amplia y próspera clase media. […] Igualmente se requerirá restablecer el crédito de la República y la consecución de financiamiento abundante de los organismos internacionales, en los que Venezuela deberá reinsertarse. (Corina Machado, 2023, pp. 11-12).
Esta estrategia es la misma que adoptaron los gobiernos que precedieron a Hugo Chávez. A partir de 1989, durante el segundo mandato de Carlos Andrés Pérez (1989-1993) y el segundo de Rafael Caldera (1994-1999), se formalizó la relación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y se implementaron políticas económicas ortodoxas (López Maya, 2024). De acuerdo con López Maya, estas políticas neoliberales, que promovían las ventajas de una economía de mercado abierta como lo hace el plan de gobierno de González Urrutia, chocaban con la tradición y práctica de las políticas públicas en Venezuela, así como con una cultura política profundamente estatista y clientelista, dando como resultado las crisis política, económica y social que llevaron al chavismo al poder a finales del siglo XX.
Reflexiones finales
La polarización política como la que atraviesa Venezuela, que tiene raíces profundas en divisiones económicas, políticas y culturales, y que ha sido profundizada tanto por el oficialismo como por la oposición, vuelve las derrotas electorales difíciles de aceptar e induce a los perdedores a orientar sus acciones fuera del marco de las instituciones representativas (Przeworski, 2022). La reciente declaración de Nicolás Maduro sobre que podría haber un “un baño de sangre” y “una guerra civil fratricida producto de los fascistas” en Venezuela si pierde las elecciones del 28 de julio es un claro ejemplo de ello.
En democracia, sostiene Przeworski (2022), el único dispositivo eficaz para disciplinar a los políticos son las elecciones. No mediante sanciones democratizantes impuestas desde el exterior. Esto significa que los gobernantes deben anticipar una considerable probabilidad de que su poder llegue a su fin, y anticipar una posibilidad de recuperarlo cuando lo hayan perdido.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha confesado que se asustó cuando escuchó las declaraciones de Maduro, y señaló que ya ha hablado con su homólogo venezolano para decirle que la única manera de que Venezuela vuelva a la normalidad es tener un proceso electoral que sea respetado por todo el mundo; “Si Maduro quiere contribuir a resolver la vuelta del crecimiento económico en Venezuela, el regreso de las personas que salieron de Venezuela y establecer un Estado de crecimiento económico, tiene que respetar el proceso democrático”, añadió el mandatario brasileño (Royo Gual, 2024).
Adicionalmente, la oposición juega un papel importante en los procesos democráticos. No solo por disputar el poder, sino por hacerlo dentro del marco institucional. Si desde un principio se considera al presidente un dictador o un tirano que hará fraude, se anticipa que no se reconocerá ningún resultado que no le dé la victoria a la oposición. Esta actitud socava la confianza en el sistema electoral y en las instituciones democráticas, ya de por si debilitadas en Venezuela, perpetuando un ciclo de deslegitimación y conflicto que impide avanzar hacia una solución pacífica y consensuada de los problemas del país.
Es esencial que todas las partes involucradas, tanto el gobierno como la oposición, se comprometan a respetar las reglas del juego democrático y a aceptar los resultados electorales, siempre que estos se desarrollen de manera transparente y justa, para que Venezuela pueda avanzar hacia una estabilidad política y un desarrollo económico sostenibles.
Referencias
Borda Guzmán, S., Otero Santander, I., Ospina González D., Calvachi Ramos, L. y Haya, M. A. (2022). La gobernanza regional alrededor de la crisis venezolana: ¿por qué nada parece funcionar?. En G. González González, J. C. Olmeda y J. Prud’homme (coords.), Gobernanza democrática y regionalismo en América Latina (pp. 391-424). El Colegio de México.
Corina Machado, M. (2023). Venezuela Tierra de Gracia. Disponible en: https://conmariacorina.com/es/programa-de-gobierno
Gaudichaud, F. y Posado, T. (2021). Le Vénézuéla, épicentre des tensions géopolitiques latino-américaines. Diplomatie, (110), 17-21.
González González, G. (2022). Prologue. En R. Velázquez Flores, A. Simonoff, M. Ardila y O. Vidarte Arévalo (eds.), Latin American Foreign Policies: Between Pragmatism, Principism and Neoliberalism (pp. 9-13). AMEI, CESPEM, Universidad Externado de Colombia, UNLP, PUCP, UABC.
González, G., Hirst, M., Luján, C., Romero, C. y Tokatlian, J. G. (2021). Coyuntura crítica, transición de poder y vaciamiento latinoamericano. Nueva Sociedad, (291), 49-65.
López Maya, M. (2024). Venezuela: ¿por qué cayó la democracia?. Revista Mexicana de Sociología, 86(especial), 119-143.
López Maya, M. (2016). La crisis del chavismo en la Venezuela actual. Estudios Latinoamericanos, (38), 159-185.
Malamud, C. Núñez, R. (25 de febrero de 2019). La crisis de Venezuela y el tablero geopolítico internacional. Real Instituto Elcano. https://www.realinstitutoelcano.org/analisis/la-crisis-de-venezuela-y-el-tablero-geopolitico-internacional/
MPPPST. (19 de febrero de 2024). Las 7 Transformaciones: rumbo al desarrollo del país. https://www.mpppst.gob.ve/mpppstweb/index.php/2024/02/19/rumbo-al-desarrollo-del-pais/
Pozzebon, S. (23 de julio de 2024). How Venezuela’s election could upend the geopolitics of the Americas. CNN. https://edition.cnn.com/2024/07/23/americas/analysis-venezuela-election-maduro-intl-latam/index.html
Przeworski, A. (2022). La crisis de la democracia. ¿a dónde pueden llevarnos el desgaste institucional y la polarización. Siglo XX Editores.
Ramírez Kuri, G. (2021). Geopolítica en América Latina: Imperialismo y Estado en el Capitalismo Dependiente [Tesis doctoral, Universidad Nacional Autónoma de México]. Repositorio Athenea Digital. http://ru.atheneadigital.filos.unam.mx/jspui/handle/FFYL_UNAM/4835
Rocha Valencia, A. (2021). Orden político e integración regional en América latina: del avance autónomo a la regresión heterónoma (2000-2019). En A. Rocha Valencia (ed.), América Latina en el orden mundial emergente del siglo XXI: Del avance autónomo a la regresión heterónoma (pp. 19-36). Universidad de Guadalajara, Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, Unidad de Apoyo Editorial.
Romero Rebollo, Y. (2023). El rompecabezas de la guerra contra Venezuela. En A. E. Ceceña (Coord.), Las guerras del siglo XXI (pp. 247-287). CLACSO/UNAM.
Royo Gual, R. (22 de julio de 2024). Lula: “Me asusté con la declaración de Maduro de que si pierde habrá un baño de sangre; cuando pierdes, te vas”. El País. https://elpais.com/america/2024-07-22/lula-me-asuste-con-la-declaracion-de-maduro-de-que-si-pierde-habra-un-bano-de-sangre-cuando-pierdes-te-vas.html
Simon, J. y Parody, G. (2023). The Devil and Democracy in the Global South: Hugo Chávez’s Transnational Populism. Journal of Latin American Studies, 55(4), 653-677.
Tirado Sánchez, A. (2019). Venezuela. Más allá de mentiras y mitos. Ediciones Akal.
Zambrano, D. (21 de julio de 2024). Guerra de encuestas, tensión e incertidumbre marcan el ambiente electoral en Venezuela. France 24. https://www.france24.com/es/am%C3%A9rica-latina/20240721-guerra-de-encuestas-tensi%C3%B3n-e-incertidumbre-marcan-el-ambiente-electoral-en-venezuela
Daniel Flores Flores
Licenciado en Relaciones Internacionales por la Universidad de Guadalajara (UdeG), con diplomas superiores en Geopolítica y en Estudios Latinoamericanos y Caribeños otorgados por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y cursos internacionales en Teoría democrática y análisis empírico en América Latina y en Teoría Política Contemporánea organizados por la Asociación Mexicana de Ciencias Políticas (AMECIP).